Mensaje de la Cruz, por José-Román Flecha, en Diario de León (10-9-2016)
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Mensaje de la Cruz, por José-Román Flecha, en Diario de León (10-9-2016)
El próximo día 14 de septiembre se celebra la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. En el canto de entrada en la Eucaristía resuenan unas extrañas palabras de San Pablo: "Nosotros hemos de gloriarnos en la cruz de nuestro Señor Jesucristo: en él está nuestra salvación, vida y resurrección; él nos ha salvado y libertado".
¿Gloriarse en la cruz de Cristo? Eso fue una blasfemia para los judíos, que veneraban el poder de Dios y esperaban un Mesías poderoso. Y fue una locura para los griegos, que apreciaban sobre todo la sabiduría, la prudencia y la mesura. Al venerar a un crucificado, los cristianos se convertían en una auténtica provocación social.
¿Gloriarse hoy en la cruz de Cristo? En un mundo que solo aspira a la comodidad y el disfrute, al triunfo y la fama, aceptar la cruz suena a un masoquismo enfermizo. La cruz molesta en todas partes. Y proclamar que la cruz es el camino para la salvación suena a locura.
Y, sin embargo, Jesús tuvo la osadía de compararse a sí mismo con la antigua serpiente del desierto: "Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna" (Jn 3, 14-15).
Con esa imagen recordaba él la serpiente de bronce que Moisés levantó sobre un mástil en medio del campamento hebreo. "Cuando una serpiente mordía a uno, miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado" (Núm 21,9).
Jesús habría de ser elevado en la cruz para ofrecer la salvación a todos los que volvieran a él sus ojos y su confianza. Evidentemente la salvación no brota de la madera de la cruz, sino del crucificado en el madero, es decir de su entrega a Dios por los hombres.
El signo y el misterio de la cruz se expresan en palabras de entrega. El evangelio de Juan coloca en labios de Jesús el mejor comentario a esta certeza.
También en este tiempo, la fiesta de la exaltación de la Santa Cruz nos recuerda esa fe y nos anima a la esperanza.
José-Román Flecha Andrés