Para que la aceptación social del aborto se convierta en rechazo social ? editorial Ecclesia

Para que la aceptación social del aborto se convierta en rechazo social – editorial Ecclesia

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Para que la aceptación social del aborto se convierta en rechazo social ? editorial Ecclesia

La ciudad de Madrid acoge este sábado, 22 de noviembre, a partir de las 12 horas, desde la glorieta de Ruiz Jiménez, junto a la calle San Bernardo, en el entorno de la sede del Ministerio de Justicia, y hasta la plaza de Colón, una manifestación en favor de la vida humana desde su concepción hasta su ocaso natural. Más de centenar y medio de asociaciones y entidades -muchas de ellas de matriz católica- de una treintena de países promueven la iniciativa. "Cada vida humana importa. Por la vida, la mujer y la maternidad" es el lema de la manifestación. Su contexto inmediato es el rechazo a la retirada por parte del Gobierno de España, el pasado 23 de septiembre, del anteproyecto de reforma de la vigente y letal ley del aborto (ecclesia, número 3.746, páginas 5 y 8 y 9, y número 3.747, página 9).

La retirada del citado anteproyecto de ley fue objeto de dos notas de la CEE: del Comité Ejecutivo, el 18 de septiembre (ecclesia, número 3.747, página 9); y de la Comisión Permanente, el 1 de octubre (ecclesia número 3748, página 8). Y ahora, en su discurso de apertura de la Asamblea Plenaria de la CEE, su presidente ha dedicado un apartado del mismo sobre el tema. Monseñor Blázquez ha reiterado el compromiso de la Iglesia en pro del valor sagrado e inviolable de la vida humana. Ha sintetizado los contenidos de los dos recién citadas notas de la CEE. Ha subrayado que "sin abortos provocados, nuestra sociedad será moralmente más limpia". Ha pedido seguir en el trabajo para invertir la actual situación de aceptación social del aborto a fin de que se convierta en rechazo social. Y ha alentado "las expresiones sociales que canalicen las convicciones de los ciudadanos que quieren construir de manera plenamente democrática una sociedad justa y libre en la que la vida humana sea protegida en todas sus etapas".

No es misión de la Jerarquía de la Iglesia abanderar manifestaciones y menos aún entrar en terrenos políticos y partidistas. Pero ello no significa que nuestros pastores hayan de enmudecer ante atropellos tan flagrantes y, en buena medida, impunes – la actual ley de 2010 que el actual Gobierno también mantiene frente a sus mismas promesas electorales así lo sanciona en la práctica- como el aborto. En esta misma línea, el sábado 16 de noviembre, sin ir más lejos, el mismo Papa Francisco, en un encuentro con la Asociación de Médicos Católicos de Italia (página 36), reiteró que "con la vida humana no se juega", y que actuar contra ella es un pecado y una falsa compasión y una grave injusticia hacia los más débiles, como lo son los ancianos y los niños todavía en el seno de su madre. La vida humana y toda vida humana "es siempre -clamó- sagrada, válida e inviolable".

Si tarea, pues, de los pastores de la Iglesia es formar e iluminar las conciencias y, cuando la ofuscación se apodera de la visión correcta y digna del hombre acerca de la vida humana, denunciar aquello que viola el plan de Dios y los derechos humanos, tarea de los fieles laicos es secundar, apoyar, vivir y promover estos innegociables valores. Y no cabe duda de que esto también se concreta y avala, entre otras formas, mediante la participación en iniciativas como la manifestación del sábado 22 de noviembre en Madrid, ya descrita.

Los obispos de la Comisión Permanente de la CEE, en su nota ya citada, pedían asimismo no caer "en la desesperanza y el desencanto democrático ante reveses legislativos", como el de septiembre pasado. También a ello se refirió el presidente de la CEE en su discurso del lunes 17 de noviembre. Y creemos que una manera de no sucumbir a la desesperanza y de contribuir a convertir la actual aceptación social del aborto en rechazo social, es también la movilización y la reclamación por parte de la sociedad civil del respeto y de la promoción de los verdaderos derechos, el primero de los cuales es el de la vida. Como lo es la oración ferviente. Como lo son el apoyo a las mujeres y a la maternidad. Como lo es la reivindicación del XVI Congreso de Católicos y Vida Pública, de ACdP (ecclesia, número 3732, página 11 y número 3.753, páginas 8 y 9), de exigir al Gobierno "legislaciones para la familia congruentes con su verdadera identidad".