Treintañeros atascados

España se sitúa en el puesto 30 en el ránking mundial de la felicidad que elabora la ONU y escala seis posiciones con respecto al año anterior. Según el informe de Naciones Unidas, los españoles somos este año más felices que el año pasado. Los países nórdicos siguen copando el “Top 10”. Y al otro lado de la balanza, territorios castigados por las guerras como Sudán y Siria.

No cabe duda de que no hay nada más importante para nadie que ser feliz. La felicidad nos hace ser más productivos y vivir más años. Pero, más allá de pensar en el dinero ¿qué haría que fuésemos más felices de lo que somos? Un factor importante podría ser aumentar la confianza en los demás.

Ya se lo decía San Pablo a los corintios: "Me gozo de que en todo tengo confianza en vosotros" (7:16). El amor "todo lo cree, todo lo espera..." (1 Cor. 13:7). El cristiano maduro ama y confía en los demás, a pesar de sus errores pasados. A pesar de que los corintios cometieron muchos errores, Pablo expresaba su confianza en ellos. Según el Informe Mundial de la Felicidad de la ONU, en Dinamarca cuando se pregunta si los demás son de fiar tres de cada cuatro dicen que sí. En España, en cambio, uno de cada cuatro. Pero el asunto se complica todavía más si echamos un vistazo a las mediciones por edades. Los más perjudicados, los jóvenes. Una sensación que achacan a la falta de oportunidades en el mercado laboral.

Atrapados de manera indefinida en el tiempo en una sociedad cansada de parir talentos desaprovechados, los jóvenes españoles ponen de manifiesto la insatisfacción permanente de una juventud que no sabe cómo volver a casa. Es la falta de confianza de unos treintañeros muchas veces atascados. Pero no en los demás, sino en su país. Es la emoción que barre a toda una generación.