III Martes de Adviento. Profetas
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Una de las simbologías más clásicas relacionada con el nacimiento de Jesús es el árbol de Jesé, genealogía que según san Mateo arranca de Abraham e incluye la referencia al rey David. "Obed engendró a Jesé, Jesé engendró a David, el rey", de quien desciende el Mesías.
En Jesús, de la estirpe del rey, se cumplen las profecías. "Pero brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y entendimiento, espíritu de consejo y fortaleza, | espíritu de ciencia y temor del Señor" (Is 11, 1-2).
El evangelista san Mateo, al desplegar la genealogía, desea demostrar, especialmente a la comunidad judeo-cristiana, el origen humano de Jesucristo, de ascendencia davídica, a la vez que la concepción virginal de Jesús. "Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo".
En la basílica de la Natividad de Belén, gracias a su reciente restauración, resplandece un mosaico en el que aparece precisamente la genealogía de Jesé. Dios asume nuestra historia, y la eleva a Historia de Salvación.
El evangelista no escamotea los eslabones menos honrosos de los antepasados de Jesús, y con ello se nos muestra la voluntad divina de transformar nuestra debilidad; así, lo que puede parecer obstáculo, por la misericordia de Dios se convierte en mediación.
La opción de Dios de tomar nuestra naturaleza en su Hijo es completamente seria, y nos revela cómo para Él nada es óbice, y asume nuestra fragilidad, y hasta nuestro pecado.
Hoy, como en el Antiguo Testamento, por el misterio de la Encarnación, todo lo humano ha quedado insertado en el amor de Dios.