SANTORAL 25 OCT

San Frutos, el ermitaño que renunció a su herencia por la contemplación

Frutos y sus hermanos se pusieron de acuerdo para dejarlo todo y seguir a Jesús. 

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Jesús Luis Sacristán

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

No es fácil despegarse de las cosas materiales pero muchos Santos se lo han prouesto y lo han conseguido. Eso le sucedió a San Frutos. Procedente de la España profunda, de la Vieja Castilla. Este segoviano de origen nace el año 642. Viene de una familia muy rica que tuvo otros dos hijos y también Santos: Valentín y Engracia.

La vida les sonríe porque tienen de todo y no les falta de nada. Pero un día se les va el cariño familiar porque mueren sus padres cuando son todavía jóvenes. Frutos lleva la educación de los otros dos hermanos y comprueba que les han dejado por herencia un inmenso fortunón. Sin embargo también es consciente de lo que dijo el Evangelio y que cumplió con fidelidad el egipcio San Antonio Abas: “Si quieres ser perfecto vende cuanto tienes para poseer un tesoro en el Cielo y luego sígueme”.

Esta idea la comparte con sus hermanos. A los tres les parece bien y venden cuanto tienen para vivir de la contemplación, los frutos de la tierra y la limosna que les den los demás para su sustento. Una vez despojados de sus bienes optan por buscar un entorno que les lleve a Dios y lo encuentran al Norte de la Provincia en las Hoces del Duratón, junto a Sepúlveda. Pero no era suficiente.

Lo mejor era que cada uno tuviese una ermita donde rezar y vivir. La vida no es apetecible pero desde el punto de vista de la Fe es enriquecedora, porque la oración ayuda a tener una fortaleza espiritual que s e compagina con el cultivo de la tierra para comer de lo que produce. Estamos en el contexto de una etapa en la que los musulmanes ya han entrado en Europa y, dentro de ella, en España. Sus hermanos Valentin y Engracia serán apresado y morirán mártires.

Frutos se dispone a dar su vida también, pero no sucederá de esa forma. Su labor se prolonga con la predicación de la Buena Nueva. Las conversiones son innumerables. Su última etapa es de verdadero encuentro con Cristo en la mística y la contemplación. Frutos, Patrón de la Diócesis de Segovia, muere el año 715.

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