San Pascual Bailón, religioso de Cristo Eucaristía

Redacción Religión

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La Presencia Real del Señor en la Eucaristía es motivo de unidad entre Dios y los hombres. Para eso murió y resucitó Cristo. Hoy celebramos a San Pascual Bailón, cuya vida fue un momento de intimidad con el Señor en el Sagrario. Torrehermosa, cerca de Calatayud, en la Diócesis de Tarazona y Provincia de Zaragoza, vería nacer a este Santo al que se le impuso este nombre el día de su bautizo por venir al mundo en la Jornada de Pentecostés.

La escasa fortuna que hay en el hogar hace que se dedique al pastoreo del ganado aprovechando, mientras tanto, para aprender a leer y escribir. Pero esta situación no le aparta de su Amor a la Eucaristía, sintiendo ese fervor cuando sonaban las campanas que llamaban a Misa. Poco a poco descubre que Dios le llama a servir desde la vida consagrada siguiendo el carisma de San Francisco de Asís.

Pronto ingresará en los Frailes Menores de Albatera, prestando sus servicios en lugares como Elche, Valencia, Játiva, Almansa y Jerez, entre otros lugares. Sus ocupaciones como Lego Franciscano, le impedían poder participar debidamente en la Eucaristía cuando lo hacían sus hermanos. Sin embargo, cuando ellos dormían, se pasaba largas horas ante el Señor Sacramentado, en una gran experiencia de Fe y confianza.

Cuando ha de llevar una carta del Provincial de Aragón al General de la Orden en París, sufre muchos contratiempos. Su momento más esperado siempre era ayudar en la celebración Eucarística. San Pascual Bailón muere en el año 1592, considerándolo todos un hombre bueno y lleno de Dios. Cuenta la historia que su gran fervor eucarístico se mostró cuando tras morir, estando de corpore insepulto, abrió los ojos en el momento de la Consagración.

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