El hombre que vio morir a Jesús y lo contó en el libro más leído de la historia
Madrid - Publicado el - Actualizado
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En este tercer día de la Octava de Navidad, Lucas resuena en el Evangelio de la Infancia que relata el Nacimiento, la presentación y algunos rasgos de la vida oculta de Cristo en Nazaret. Es una forma muy coloquial de contar cómo fueron los primeros momentos de Dios cuando viene a salvarnos.
Pero el Santo de hoy también habla de la venida del Mesías pero de manera coloquial. Se trata de Juan, evangelista. Hijo de Zebedeo, Juan es hermano de Santiago el Mayor. Es muy joven, el de menor edad de los Doce. Seguramente un adolescente que tiene buena formación.
Oye predicar a Juan Bautista y se va con él. Un día el Bautista bautizará en el Jordán a Cristo y Juan hijo de Zebedeo le seguirá. Quedará sellada esa vocación cuando a orillas de lago le halla repasando las redes. Cristo le llama para que le siga. También llama a Santiago y a otros dos hermanos, Pedro y Juan.
El ímpetu de Juan y su hermano Santiago le hace tener el sobrenombre de “boanerges” (hijo del trueno). Pero Juan tendrá un trato especial con el Señor. Será llamado el discípulo amado y predilecto. En la Pasión se acerca hasta las puertas del Sanedrín y, aunque también abandona al Señor, es de los que se acerca a Él.
De hecho irá con la Virgen hasta la Cruz y cuando María Magdalena les notifica que el Sepulcro está vacío Juan va con Pedro y cree en la Resurrección. Testigo de todo lo que el Maestro hizo va a la zona de Asia Menor. Allí predica el Evangelio.
Condenado a morir en unas ollas hirviendo, sale ileso por lo que es desterrado a la Isla de Patmos. Allí escribirá el Apocalipsis, último libro bíblico, sus tres cartas y el Evangelio que lleva su autoría. En el Evangelio comienza hablando del Verbo de Dios que existía desde el principio, que viene a la tierra y planta su tienda entre nosotros, que hemos contemplado su gloria.