Santos pastorcillos de Fátima

Una de las frases donde el Señor muestra su predilección por los niños y los pobres es “cuidado con menospreciar a cualquiera de estos pequeños porque los Ángeles en el Cielo ven el rostro de mi Padre Celestial”. Hoy, VII Domingo del Tiempo Ordinario, recordamos a los heramnos pastorcillos Jacinta y Francisco que vieron a La Virgen en Fátima, en el siglo XX. Jacinta Martos nace en 1910 y, según la historia, ya desde niña lloraba enternecida al oír hablar de los sufrimientos de Cristo en la Cruz.

Por su parte, Francisco Martos nació dos años antes que su hermana, en 1908. Era muy travieso desde la inocencia de un niño dedicado al pastoreo. Pero -cosas de la Providencia Divina-, estaban muy unidos ambos hermanos a su prima Lucía y bajaban juntos los tres a pstorear los rebaños rezando el Rosario.

El año anterior a 1917 que fue cuando se apareció la Señora, vieron al Ángel de la paz de Portugal, quien les pidió oraciones por la paz y les enseñó la Oración ¡Oh Dios mío yo confío en Vos, os adoro, os espero y os amo. Y os pido perdón por los que no creen en vos, ni ops adoran, ni os esperan, ni os aman”. Uno de los días recibieron de sus Manos Celestiales la Sagrada Comunión. Al año siguiente ven a la Virgen quine les hizo ir desde el 13 de mayo hasta el 13 de octubre a la Cova pidiéndoles oraciones por la conversión de los pecadores.

La Virgen al ser preguntada por Lucía si irían al Cielo dijo que sí a cada uno, pero al preguntar por Francisco la Virgen añadió que “sí, pero todavía tiene que rezar muchos Rosarios”. En una de las apariciones la Señora dijo que se llevaría muy pronto a Jacinta y Francisco. Tras las apariciones que concluyeron en octubre con el Milagro del sol, un año después la Virgen se llevaba a Francisco y en 1920 a Jacinta, cumpliendo la Señora su palabra. Ambos fueron beatificados por San Juan Pablo II el 2000, y beatificados por Francisco el año 2017.