La Virgen de Guadalupe, el amor especial de María por México y toda América

Una de las realidades más destacadas de las tierras hermanas de América es que España es tierra de María y cuando llevamos la Fe en 1492 y siglos después, esto hizo del Nuevo Continente lugar de grandes Títulos Marianos. Por ejemplo Nuestra señora la Virgen de Guadalupe, cuya memoria celebramos hoy.

Era el año 1531 y ya había prendido la Fe desde el principio entre los aztecas, incas y mayas. Esto produjo muchas conversiones. Entre los que se acercaron a Dios se encuentra el indio Juan Diego. Un hombre ya entrado en años que descubrió la duzura del Cielo que da dignidad e igualdad a todos los hombres por los méritos de Cristo que al resucitar anuló cualquier protocolo de condenación y de esclavitud.

Uno de esos días en su sencillez Juan Diego marchó a Misa y al salir sintió una llamada muy Maternal. En cuanto levantó al mirada se encontró con una Señora muy hermosa que desde el principio le dijo que era la Reina de los Cielos. Y el motivo de su aparición es para pedirle que se construyese allí un templo en su honor.

Juan Diego fue a ver al obispo y decirle lo que había sucedido. Monseñor Zumárraga pidió una señal al indio para cumplir esa petición. Hubo una segunda aparición y en la tercera Juan Diego marchó por otro camino porque un tío suyo estaba enfermo a punto de morir.

La Virgen le salió al encuentro y Juan Diego abochornado le contó lo que pasaba. La Señora le aseguró que su tío estaba curado y como le dijo el indio que necesitaba pruebas le invitó la Virgen a coger flores de Castilla que contra todo pronóstico estaban frescas.

Ante este signo se edificó lo que con el tiempo ha desembocado en la actual Basílica que fue visitada por el Papa Francisco y que es un foco de espiritualidad para cuantos peregrinan a esas tierras. Pío XII le nombro a la Virgen de Guadalupe “Emperatriz de las Américas”.