Ayuso se salva en un bronco debate en el que Gabilondo se lanza en brazos de Iglesias
La tensión ha estado presente en un debate en el que la presidenta ha mantenido un perfil bajo, mientras sus adversarios buscaban marcar territorio
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Todo estaba repartido en el debate de los candidatos a presidir la Comunidad de Madrid que hemos podido seguir a través de TRECE. Desde el orden de llegada de los candidatos, hasta los temas tratados. Lo que también parecía repartido de antemano han sido las papeles a interpretar por los políticos que se presentan a las elecciones del 4-M.
Entraba dentro de lo previsible y así se ha cumplido. Isabel Díaz Ayuso ha sido el centro de un tenso debate en el que cada uno de los participantes ha asumido e interpretado un papel que tenía bien aprendido de casa. Aun así, la presidenta de la Comunidad de Madrid ha sabido salvar los muebles y mantener un perfil bajo que solo ha levantado para entrar en el cuerpo a cuerpo contra Iglesias.
'Comunismo o libertad' es el lema que ha popularizado Ayuso y lo ha tenido claro en cuanto Iglesias, en su versión profesor universitario le ha lanzado una batería de preguntas que la presidenta ha disipado recordando la responsabilidad de Iglesias en la gestión de la pandemia.
La pandemia, punto de tensión entre Iglesias y Ayuso
Iglesias ha preguntado a Ayuso "cuántos fallecidos ha habido en la Comunidad de Madrid y cuántos en España y si puede decir una región en España en la que haya habido más fallecidos que en Madrid" porque, según ha asegurado, Madrid registra las cifras "más mortíferas de toda España". Además, ha acusado a la presidenta madrileña de "tomarle el pelo a la ciudadanía cuando hablamos de personas que han perdido la vida" y le ha pedido que "no sonría" cuando se habla de estos temas.
"¿Y las cifras de España?", ha respondido Ayuso a Iglesias, del que ha dicho que "da vergüenza ajena". "Es una pantomima que ha venido a rescatar un proyecto para ni siquiera coger el escaño. Es lo más mezquino que hay en política española", ha añadido.
Ante las acusaciones de Iglesias, Ayuso ha querido salir del paso defendiendo su gestión en asuntos tan importantes como la creación del Hospital Enfermera Isabel Zendal: "Yo no traje el virus, no lo inventé yo. Entró por el aeropuerto. Las muertes son de todos. Creamos el hospital de IFEMA y en tiempo récord el Zendal".
La candidata del Partido Popular se ha centrado en su discurso. “Libertad”, no solo para Madrid, también para ella misma y para su futuro Gobierno, del que pretende que pueda disponer del libre albedrío que presumiblemente no tuvo en la etapa anterior. Mirando a cámara y evitando la confrontación en general, Ayuso ha dejado que sean sus rivales los que luchen entre sí, en busca de sus propios objetivos.
La presidenta en funciones de la Comunidad de Madrid ha reiterado que quiere gobernar con "las manos libres", tras la ruptura del Gobierno de coalición con Ciudadanos y la convocatoria de elecciones anticipadas, y tener "la fuerza" parlamentaria" suficiente para poner en marcha medidas como las deducciones fiscales.Los partidos de izquierdas con estrategias muy diferentes
Los representantes de la izquierda son los que con mayor dureza se han referido a la presidenta de la Comunidad. Mónica García no ha dudado en recordar alguno de sus muchos lances mantenidos en la Asamblea de Madrid y, además de poner en valor su postura como médico, no ha dudado en tratar de desarticular a Ayuso con datos que la del PP respondía con naturalidad, defendiendo su gestión. En cuanto a los posibles pactos, la candidata de Más Madrid está dispuesta a hablar "con todo aquel que quiera un Gobierno decente", y apuesta por un modelo como el del 'pacto del Botánico' que suscribieron en la Comunidad Valenciana el PSOE, Compromís y Podemos.
Por su parte, Gabilondo tenía un gran reto. Marcar terreno en el campo de la izquierda, tan minado de candidatos estrella, parecía complicado frente a un exvicepresidente del Gobierno cuya especialidad son, precisamente los debates televisivos. No sabemos cómo de satisfechos estarán en Ferraz, pero lo cierto es que el candidato de Sánchez (del que se ha llegado a desmarcar), se ha enzarzado sobre todo con Edmundo Bal, tratando quizá de rebañar los últimos rescoldos de las brasas naranjas.
El que mayor tensión ha protagonizado contra Isabel Díaz Ayuso ha sido, sin lugar a dudas, Pablo Iglesias. El líder de Unidas Podemos se mueve como pez en el agua en este tipo de formatos y es plenamente consciente. Además, tenía un objetivo claro: enfrentarse contra Ayuso para mostrarse como auténtica alternativa. Aprovechar la debilidad de un Gabilondo que rehúye los enfrentamientos y figurar como ese “héroe” de la izquierda contra el rodillo azul que pronostican las encuestas.
Iglesias se olvida de Vox en su guerra con Ayuso
Hasta tal punto ha llegado el énfasis de Iglesias con Ayuso, que se ha permitido el “lujo” de tratar de ignorar a Vox. Incluso ha utilizado el apelativo de “señora de Vox” en referencia a Rocío Monasterio, evitando pronunciar su nombre. Iglesias sabía, que tenía que ir a por Ayuso.
Aunque Iglesias tratara de Ignorar a Vox, le ha sido muy difícil, pues Monasterio, consciente de la animadversión que el líder morado causa entre sus votantes, ha aprovechado para entrar en confrontación directa contra él. Le ha culpado de las pedradas que “sus brigadas” le lanzaron a ella y Abascal en Vallecas y ha incidido en una de las últimas polémicas de la campaña: los menas.
Rocío Monasterio ha sacado varios cartelitos en el debate del 4-M. Ha acusado a Iglesias de ver “series de Netflix a 30 muertos por capítulo”, pero sobre todo ha sacado una réplica del polémico cartel sobre los menas de Vox que todos los partidos han criticado. Monasterio, desde el principio, tenía claro que podía ir contra todos, menos, Díaz Ayuso, contra la que, aunque reprochado levemente, no ha querido enfrentarse.
Bal buscando el centro, también en el debate
Edmundo Bal es quizá el que más tenía que ganar en este debate. Como Monasterio, no ha dudado en enfrentarse contra todos, protagonizando encontronazos con Mónica García por la falta de concreción de sus propuestas, con Gabilondo (quien le pedía que volviese al Congreso) y hasta con Monasterio, que le ha acusado de traidor a España, a él y a su partido.
Bal trataba de mostrarse como moderado, lanzando propuestas, queriendo decir demostrar que tiene un programa. Se ha querido distanciar de lo que ha llamado: “La política de la Guerra Civil, magníficamente representada con Iglesias y Monasterio”. Ha ido creciéndose según que avanzaba el debate y hasta ha batallado levemente contra Ayuso, quien no ha dudado en negar el trabajo que Ciudadanos hizo en el extinto Gobierno autonómico.
También, el candidato de Ciudadanos, Edmundo Bal, considera que "es evidente que hay que continuar" gobernando con el PP ante el "dilema" de los electores de tener que elegir entre su partido o Vox, mientras que la cabeza de lista de esta formación, Rocío Monasterio, ha asegurado que apoyará a quien frene a la izquierda.
Gabilondo da un giro y tiende la mano a Iglesias
Y ha sido al final cuando ha saltado la sorpresa. Gabilondo, desdiciendo a Gabilondo, se ha lanzado a los brazos de Iglesias. Al más puro estilo Sánchez, olvidando sus promesas de no pactar “con este Iglesias”, y expresándole a quién sabe qué Iglesias, un nuevo deseo: “Pablo, tenemos 12 días para ganar las elecciones”. Un guante que veremos cómo afecta en los próximos días que restan de campaña.