Amelia Valcárcel, vicepresidenta del Patronato del Museo del Prado: “La cultura exige una pedagogía brutal”
La filósofa y escritora ha explicado en ‘Encuentros para una nueva era’ que “se nos presenta como cultura productos de los que no disfruta nadie”
Madrid - Publicado el - Actualizado
2 min lectura
Varios autores como Saramago, Vargas Llosa o Guy Debord, autor de La Sociedad del espectáculo, han escrito sobre la “democratización de la cultura” ha terminado produciendo un efecto de “trivialización del patrimonio cultural” y de superficialidad en los contenidos culturales.
Además, muchas veces se pretende justificar con el elemento cultural hechos que atentan contra la dignidad humana y se consideran positivos o al menos susceptibles de ser respetados en nombre de la diversidad o de la libertad de expresión.
Amelia Valcárcel es filósofa, escritora y vicepresidenta del Real Patronato del Museo del Prado, y ha escrito Ética contra Estética y partes de la idea de Wittgesteis de que la ética y la estética se tratan de lo mismo. ¿Por qué tenemos que poner en valor la belleza? ¿Está la belleza en crisis? ¿Qué entiende por arte?
Para dar respuesta a estas preguntas, Amelia Valcárcel apunta que “la cultura se utiliza en tres sentidos. Que sepamos es un germanismo que no aparece hasta el siglo XIX, esto quiere decir determinados tipos de bienes y creaciones especiales por las que tenemos que tener una reverencia casi religiosa. Es una cosa que la antropología maneja como un conjunto de normas y vida simbólica en la cual un determinado grupo humano se desarrolla. También es con lo que se hace un ministerio y que posee un presupuesto grande para ocuparse de ocuparse de cosas”, ha explicado.
La vicepresidente del Real Patronato del Museo del Prado explica que “Antonio Machado ha puesto en el mundo algo que antes no existía y que cualquiera que quiera tener algo que se parezca lejanamente a haber conocido de lejos el espíritu tiene que conocer, pero no es verdad que sea barato, porque para que una persona puede disfrutar con esto se exige una enorme cantidad de aprendizaje”.
En este sentido, añade que “la cultura exige una pedagogía brutal porque se nos presentan como cultura productos que de entrada no le gustan a nadie ni se disfrutan. Es la primera vez en la historia de la humanidad que tal cantidad de gente tiene acceso a los grandes contenidos de cultura. Nuestra capacidad de producción está exponencialmente multiplicada”.