El responsable de la investigación asegura que se pusieron en marcha cuando vieron "líquido de color rojizo"
El catedrático José Rafael Ruiz Arrebola detalla cómo identificaron el vino: "Había una correlacción bastante buena con la zona de Montilla-Moriles, Jerez y Sanlúcar"
Madrid - Publicado el - Actualizado
3 min lectura
El equipo de arqueólogos del Ayuntamiento de Carmona, en Sevilla, y los investigadores de la Universidad de Córdoba (UCO), han identificado el vino más antiguo en el interior de una tumba romana localizada en el año 2019. Según el comunicado que ha trasladado el consistorio sevillano y la universidad, se trata de un vino blanco en el que estaban sumergidos, en una urna de vidrio, los restos óseos de uno de los hombres de esa tumba, en la que hay evidencias de cuatro personas en total. Algunas de las sospechas que han mantenido los investigadores durante este tiempo residían en si ese líquido rojizo era vino o, más bien, que en otra época fuera vino porque ya había perdido muchas de sus características esenciales y, para ello, recurrieron a una serie de análisis químicos realizados en el Servicio Central de Apoyo a la Investigación de la UCO.
El vino más antiguo del mundo: en una tumba romana de Carmona
Después de muchos años de investigación, equipo del Departamento de Química Orgánica de la UCO, liderado por el catedrático José Rafael Ruiz Arrebola, ha conseguido despejar sus sospechas para confirmar que se trataba del vino más antiguo del mundo. "La sospecha residía en que era vino desde hace cinco años. Cuando se descubrió la tumba y se vio que esa urna contenía un líquido de colo rojizo, nos pusimos manos a la obra para intentar identifcarlos", asegura Arrebola.
El catedrático ha pasado por 'Trece Al Día' para explicar cuál ha sido el paso a paso de una investigación en la que llevaban muchos años trabajando y donde la pandemia les pilló de por medio. "La tumba encontrada en la localidad sevillana de Carmona tenía ocho nichos. Dos de ellas eran urnas de cristal dentro de fundas de plomos, aquí se encontraban estos 4 litros de líquido rojizo que contenía además los restos de cremación de un individuo romano que aproximadamente tenía 45 años", desarrolla José Rafael.
Tras estos pasos, los investigadores determinaron que "las sales metálicas que poseía el líquido rojizo procedían de la zona de Andalucía de la región Bética, donde estaría fabricado este vino". El catedrático explica que tuvieron que poner en práctica una técnica específica par determinar esos compuestos. "Cuando los comparamos con vinos de la zona de Montilla-Moriles, Jerez y Sanlúcar, vimos que había una correlacción bastante buena, lo que nos llevó a confirmar que era un vino, deteriorado evidentememte", concluye el investigador.
En buen estado de conservación después de 2.000 años
A pesar de los 2.000 años que ha estado sumergida la botella de vino, las condiciones de conservación de la tumba donde se encontraba, han permitido que sus características permanezcan intactas y la botella bien sellada durante todo este tiempo. Esas mismas condiciones han falicitado que el vino mantuviera su estado natural y que se descarten otras posibles causas como inundaciones o filtraciones dentro de la cámara o procesos de condensación.
Además, el catedrático ha confesado durante la entrevista que uno de los responsables de esa investigación ha llegado a probar el vino. "Uno de los coautores del trabajo se ha atrevido a probarlo. Es el más joven del equipo", asegura. Tras probarlo y sin correr nigún tipo de riesgo, ha concluido que "estaba salado por la concentración que tiene en potasio y sodio, más elevada de lo normal porque el potasio no se elimina del cuprpo cuenaod se produce la cremación", explica.