Emprendimiento 5.0

Se empieza a hablar de empresa 5.0 y aún hay compañías que no están aprovechando todo el potencial que ofrecen las herramientas de la industria 4.0

Ricardo Nandwani presidente de AJE Málaga

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Cuando hablamos de emprender, no debemos olvidar que emprender es mucho más que crear una empresa; es una actitud frente a la vida, una manera de enfrentar los problemas y de aprovechar las oportunidades que nos ofrece el entorno.

Ya sea con la creación de su propio puesto de trabajo mediante el autoempleo, la participación en una sociedad mercantil o a través de la figura del intraemprendedor; al profesional hoy se le desean habilidades blandas, junto al conocimiento técnico que ofrece la formación especializada y los valores, todos ellos necesarios para alcanzar la viabilidad de un proyecto rentable y sostenible. Y es en esa sostenibilidad en la que deberíamos poner el foco, no sólo para consolidar un proyecto empresarial, sino para hacerlo crecer y que ello suponga un impacto positivo en el tejido productivo a largo plazo, disminuyendo el desempleo juvenil y aumentando el número de personas autónomas menores de 25 años, que en España se sitúa en el 2%.

Se empieza a hablar de empresa 5.0 y es normal que muchos profesionales se pregunten cómo se habla ya de un dígito más si aún hay compañías que aún no están aprovechando de manera transversal todo el potencial que ofrecen las herramientas de la industria 4.0, a pesar de la gran aceleración digital que hemos vivido en 2020 a causa de las crisis COVID-19, que ha obligado a muchísimas empresas a pensar y operar en digital e implantar herramientas de teletrabajo. Pues porque este dígito que se suma amplía el concepto anterior con algo que es fundamental y no hemos de olvidar: poner a la persona en el epicentro de la transformación digital en la que, como sociedad, estamos inmersos, y dirigir con y educar en valores, así como formular estrategias que ayuden a fomentar una cultura de la sostenibilidad a largo plazo.

Para hacer frente a los grandes retos mencionados anteriormente (bajar el desempleo juvenil y aumentar el número de autónomos menores de 25 años) es fundamental esta educación en valores. No sólo inculcando desde la formación más básica la cultura del emprendimiento mediante el desarrollo de ‘soft-skills’; sino también promoviendo valores como el esfuerzo, el espíritu de servicio, el trabajo en equipo y la mejora contínua frente al individualismo y hedonismo predominante en parte de la sociedad actual. España necesita más empresarios y estoy convencido de que gran parte del empresariado futuro se ha de “fabricar” hoy en los colegios.

Hay lugares privilegiados como Málaga, locomotora andaluza de una región líder a su vez en número de autónomos en toda España, gracias al apoyo de instituciones y organizaciones empresariales como AJE, que desarrollan políticas y estrategias de apoyo al empresariado acertadas. En Málaga, además, disfrutamos de un clima envidiable, disponemos de infraestructuras excelentes, tenemos una oferta cultural y gastronómica de lujo y hay apoyo intrainstitucional, leal y real al emprendimiento. Todo ello redunda en el crecimiento de startups y pymes autóctonas y en el desembarco de grandes empresas tecnológicas internacionales que, a través de los años, han puesto sus ojos en Málaga TechPark, dando lugar a lo que hoy conocemos como Málaga Valley. Es evidente que, en nuestra ciudad, se está viviendo y creando todo un ecosistema ideal para que sigan asentándose empresas como recientemente ha ocurrido con Google, Telefónica o Vodafone para establecer su sede y operar desde aquí, con todo lo que ello supone en cuanto a captación de talento y generación de empleo.

Por todo ello, y no solo aplica en Málaga y Andalucía, sino en toda España en general, es momento de grandes oportunidades y, para aprovecharlas y poder tener un crecimiento sostenible y continuado en el tiempo, se hace necesario que todos los profesionales (especialmente los jóvenes) giren hacia una cultura del esfuerzo y la mejora contínua, donde la formación permanente y la especialización sean claves y ayuden a reforzar ventajas competitivas para que todas estas grandes empresas y pymes puedan encontrar el talento que necesitan.

Por ello, además del esfuerzo individual de cada persona al que me refería en líneas anteriores, considero importante no solo el desarrollo de políticas que promuevan la atracción y retención del talento, sino la democratización de la formación y el desarrollo de capacidades en el alumnado actual. Así, iniciativas, como el proyecto SME Cluster Growth que coordina la Universidad de Málaga y donde tengo la oportunidad de participar, ayudan al crecimiento de las pymes en el ámbito de las ingenierías y creo que deberían servir de ejemplo e inspiración a otras muchas que han de surgir para que la formación que reciben los estudiantes universitarios esté mucho más alineada con las necesidades actuales y futuras de las empresas.

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