¿Funcionan las sanciones a Rusia? El 'boomerang' que no termina de ahogar al Kremlin y que aprieta a la UE
En el primer año de invasión, los expertos coinciden en que la economía del país soviético resiste y consideran que el bloqueo europeo tendrá efecto en el medio - largo plazo
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"Quiero ser franco con los españoles, las medidas que hemos adoptado y las que podemos adoptar van a tener un coste y van a exigir sacrificios". Fue el aviso que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, realizó días después de la invasión rusa en Ucrania.
Fueron palabras difíciles de calibrar en ese momento. 365 días después, la guerra deja 8.000 civiles muertos, según la ONU. 8 millones de refugiados y más de 5 millones de desplazados dentro del país. Pero también consecuencias económicas de calado mundial.
Principalmente, porque la respuesta del conjunto de la Unión Europea a la invasión rusa ha sido contundente. A lo largo de este año, Bruselas ha activado hasta nueve paquetes sancionadores -el décimo se encuentra en negociación- contra Rusia con el objetivo de dificultar la viabilidad de la guerra.
De prohibir vuelos a cortar el petróleo
Las primeras medidas se centraron en los dirigentes políticos y militares, prohibieron a los aviones rusos volar a Europa e introdujeron prohibiciones a la exportación de tecnología sensible.
Se congelaron activos rusos en el extranjero y se excluyó a los principales bancos rusos del sistema SWIFT. “Ha sido muy doloroso. Un año pueden resistir, pero veremos cuánto tiempo resisten. Es una medida novedosa y de las que mas daño ha hecho a Rusia” destaca, Santiago Carbó, director de Estudios Financieros de Funcas.
Fueron un anticipo. Más tarde llegaron las medidas de calado. Europa redujo la cantidad de gas importado desde Rusia y prohibió, primero, la importación de minerales como el oro y también del crudo, introduciendo un tope de 60 dólares para no distorsionar el mercado y, posteriormente, el veto a la importación de productos petrolíferos refinados.
Carlos Tordesillas, profesor de Economía Internacional de la Universidad Comillas ICADE, cree que la medida que más daño ha causado a Rusia es la reducción de las importaciones de gas. “Es más complicado exportarlo que el petróleo. La India y China están intentando compensar todo lo que Rusia no exporta a la UE, pero las inversiones en tuberías son caras”, defiende.
Efecto 'boomerang' en Europa
Moscú ha perdido su principal cliente energético, pero la UE no ha quedado libre de daños, fundamentalmente, una crisis energética, una inflación no vista en décadas y la escasez de algunas materias primas como el trigo.
“Los grandes afectados somos los ciudadanos europeos, pero hasta un punto. El gran impacto fue al principio cuando no había tiempo a reaccionar. Ya nos ha dado tiempo a prepararnos”, explica Carlos Tordesillas, profesor de Economía Internacional de la Universidad Comillas ICADE.
Muchos sectores de la sociedad se preguntan si realmente las sanciones están teniendo el efecto esperado. Los expertos consultados por COPE creen que el impacto será a medio – largo plazo.
“A Rusia es muy difícil hacerle daño de un día para otro. Se estima que sea en 2027 cuando esté muy debilitada. Llevaban años preparándose para la guerra”, defiende Tordesillas.
Santiago Carbó defiende la tesis del 'efecto boomerang' en Europa. “Quizá el impacto 'boomerang' ha sido más grande para la Unión Europea porque cuando se reaccionó, no eramos tan conscientes de la dependencia que teníamos de Rusia”.
“El curso de la guerra no lo van a decidir estas medidas. Requieren más tiempo de 2023. Las economías se han amoldado pero habrá agotamiento por la guerra. Ahí es cuando habrá un punto de inflexión”, señala.
A su juicio, cree que es difícil saber qué impacto tienen las sanciones en Rusia. “Nunca sabremos muy bien qué ha pasado en Rusia”, explica en referencia a la falta de datos e información que nos llegan desde Rusia.
Apagón estadístico
Según las estimaciones del Banco Mundial, la economía rusa se contrajo un 4,5% en 2022 y seguirá contrayéndose un 3,6% en 2023. Sin embargo, las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional muestran un panorama radicalmente distinto, con una contracción menor en 2022 y un crecimiento positivo del 0,3% para 2023.
“Esa estimación del FMI refleja que el batacazo fue el año pasado y que este año la economía rusa esta preparada porque se está cronificando el conflicto”, asegura Carbó.
“Lo que está claro es que la economía rusa no ha pegado un batacazo”, defiende. “Están encontrando canales alternativos para mantener suministros claves, para no tener un conflicto interno, que es lo que perseguía la Unión Europea”, señala, en referencia al apoyo de países como China o la India.
Un ejemplo es la situación del rublo, golpeado duramente en los primeros momentos de la guerra, pero que ha logrado estabilizarse. “Mientras la balanza de pagos no esté muy debilitada, Rusia puede seguir manteniendo el rublo a flote”, destaca Tordesillas.
Cronificación del conflicto
A enero de 2023, la realidad es que los ingresos rusos se han desplomado casi a la mitad y el déficit público se ha disparado. Sin embargo, la balanza comercial rusa obtuvo en 2022 superávit debido, en parte, a una excelente cosecha de trigo.
“El primer shock ha pasado. Nos queda la inflación. Esto solo cambiaría si la guerra da un salto a un conflicto más generalizado. Mientras eso no ocurra, la economía no va a dar alegrías pero no va a pegar un batacazo”, señala.