El laboratorio oculto en Canfranc que experimenta a 800 metros bajo tierra con un tesoro del espacio
En unos tiempos donde las potencias miran al suelo en busca de tierras raras, existe un importante laboratorio que, pese a estar ubicado bajo tierra, investiga los recursos del cielo.

Laboratorio Canfranc.Imagen lsc-canfranc.es
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En unos tiempos donde se mira al suelo buscando tierras raras, que en realidad no lo son tanto -son abundantes, si bien su extracción en muchos casos es compleja- existe un singular laboratorio que, pese a estar ubicado a más de 800 metros bajo los Pirineos, mira a los recursos del cielo.
Se trata del Laboratorio Subterráneo de Canfranc (LSC), un importante centro de investigación que se encuentra en una ubicación con características únicas, bajo el monte Tobazo, en Huesca, a pocos kilómetros de la frontera con Francia y muy cerca de la majestuosa Estación de tren de Canfranc.
De hecho, el profesor Ángel Morales y el Grupo de Investigación de física nuclear y de astropartículas de la Universidad de Zaragoza aprovecharon uno de los túneles abandonados de la antigua estación para establecer hace casi tres décadas este laboratorio.
escudo para el ruido cósmico
Investigar a tanta profundidad tiene su razón de ser. El objetivo del centro consiste en estudiar directamente las partículas que llegan desde el espacio, como los neutrinos o la escurridiza materia oscura.
Pero, ¿y por qué bajo tierra para investigar precisamente el cosmos? Alia Baroudi, directora del Grado en Física Aplicada de la Politécnica Nebrija explica a cope.es que este emplazamiento privilegiado "permite que la montaña haga de escudo natural".
Es decir, se crea una especie de coraza que "evita que partículas del espacio penetren en él, lo que se conoce como ruido cósmico, mientras que permite que otras, como los neutrinos, consigan entrar en el laboratorio".
Y es que pese a su insignificante masa, la importancia de los neutrinos es mayúscula. "Son partículas elementales, sin carga eléctrica, que proceden sobre todo de fenómenos astrofísicos muy energéticos, como pueden ser las reacciones nucleares en el interior del Sol".
Esto les otorga unos 'poderes' muy especiales, como "atravesar fácilmente planetas, estrellas o incluso galaxias, prácticamente sin interaccionar".

Laboratorio Canfranc.Imagen lsc-canfranc.es
el valor del neutrino: Industria o medicina
Gracias al estudio de los escurridizos neutrinos, "podemos entender mejor fenómenos cósmicos, como el funcionamiento del Sol y del Universo". Pero también se investigan aplicaciones mucho más rentables.
A día de hoy, los experimentos realizados con ellos "generan avances tecnológicos que se pueden aplicar de forma directa a la industria".
Esto repercute en mejoras como pueden ser "sensores, seguridad nuclear o sistemas de detección médica, que a su vez generan empleos especializados y abren nuevos mercados, explica Baroudi.
evitar perforaciones innecesarias
Y, aunque aún está en desarrollo, esta joya de la ciencia investiga el uso de los neutrinos "en la exploración geofísica para detectar minerales y evitar perforaciones innecesarias".
También en las telecomunicaciones basadas en la computación cuántica, "con la finalidad de obtener comunicaciones más rápidas y seguras, que además abarataría los costos a largo plazo".
el papel de las tierras raras
En los laboratorios subterráneos, como el de Canfranc, se estudian los neutrinos gracias a "detectores muy sensibles, que emiten señales cuando estos atraviesan la Tierra".
Y en este punto es donde entran en juego las tierras raras, “fundamentales en experimentos científicos avanzados", como es precisamente la fabricación de esos detectores.
Es el caso del gadolinio, una de esas 'rarezas'. “Cuando una de estas partículas llega al detector, produce neutrones que el gadolinio absorbe, con lo que permite a los investigadores registrar la presencia de los neutrinos”.

Alia Baroudi, directora del Grado en Física Aplicada de la Politécnica Nebrija explica el valor de los neutrinos
la materia oscura
La materia oscura es otro de los misterios del universo sobre los que busca luz el laboratorio de Canfranc. Se trata de un tipo de materia que se supone existe, y digo supone porque no emite ni refleja luz, lo que la hace muy difícil de detectar y de observar.
Aunque sea un "concepto teórico", tiene su miga, porque "explica el comportamiento gravitacional de las galaxias y de los cúmulos de galaxias, que no puede explicarse solo con la materia visible".
Aunque su existencia está respaldada por observaciones indirectas, "todavía no se ha podido detectar y es uno de los grandes retos de la ciencia actual, ya que se estima que representa alrededor del 85% de la materia del Universo".
En Canfranc precisamente tratan de localizar esta materia con detectores que producen señales como "vibraciones, calor o destellos, cuando las partículas de materia oscura impactan en ellos".

Laboratorio Canfranc.Imagen lsc-canfranc.es
el uso de la materia oscura
Lo cierto es que los científicos consideran poco probable que podamos utilizar la energía de la materia oscura en los próximos siglos y "no está claro qué beneficios podrían obtener las generaciones futuras de ella, si bien este tipo de cosas suelen ser bastante impredecibles", según han explicado a la BBC los creadores de UX-ZEPLIN (LZ), otro laboratorio situado a 1,5 kilómetros bajo tierra en una mina de oro de Dakota del Sur, Estados Unidos.
Peno no todo en la vida son aplicaciones prácticas, el conocimiento per se, bien merece el estudio.
el laboratorio de canfranc: visitas gratis
Desde luego visitar uno de los pocos laboratorios subterráneos del mundo es un lujo al alcance de todos. El LSC brinda la oportunidad de recorrer sus instalaciones con la guía de su personal, dirigido a grupos de estudiantes o personas interesadas en la ciencia.
Las visitas son además sin costo, duran alrededor de 2 horas y 30 minutos, e incluyen una charla sobre la historia, la ciencia y los experimentos realizados, seguida de un recorrido por las instalaciones subterráneas.