Los inversores quieren entrever algunos tímidos e incipientes brotes verdes

El índice Ibex 35 ha cerrado en 6.686 puntos, con alza de un 0,04 por ciento

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Fernando Mañueco

Publicado el - Actualizado

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La Bolsa ha conseguido la pequeña proeza de cerrar en positivo, a pesar del incremento de la tensión entre Estados Unidos y China. Los inversores han preferido centrar su atención en los incipientes brotes verdes que comienzan a entreverse. Los datos constatan cierta mejoría, dentro de la gravedad, en la actividad de la zona euro. Los índices PMI muestran una situación muy complicada debido al cierre de empresas no esenciales, a la caída vertical de la demanda y al estrangulamiento de los canales de distribución. Pero es una caída algo menos grave que hace un mes. Algo es algo y menos da una piedra.

El PMI compuesto de la zona euro ha repuntado desde una lectura de 13,6 a 30,5 puntos. Es la cifra de mayo. Se esperaba un registro de 25. Así que ha sido mejor que el dato precedente y mejor de lo que pronosticaban los expertos. Pero sigue muy lejos de los 50 puntos que sirven de frontera entre la contracción económica y el crecimiento. De hecho la teoría dice que por debajo de 40 puntos se trata de una recesión en toda regla.

La actividad manufacturera en Europa ha crecido de 33,4 puntos a 39,5, mientras el sector servicios ha pasado desde sus mínimos históricos de 12 puntos hasta 28,7 puntos. En Alemania y en Francia se ha producido una evolución similar. Tras esta batería de datos, los analistas más optimistas empiezan a pensar que ya se ha visto el suelo de la actual caída de la actividad económica.

También en Estados Unidos han mejorado ligeramente los indicadores PMI. El índice del sector servicios ha pasado de 26,7 a 36,9, el manufacturero de 36,1 a 39,8 y el compuesto de 27 a 36,4. Se han conocido también las peticiones semanales de subsidios por desempleo. Aquí no hay noticias ni medio buenas. En poco más de dos meses más de 38,5 millones de estadounidenses han perdido su puesto de trabajo y han solicitado una ayuda pública. Esta semana pasada la cifra ha aumentado en 2,4 millones. La actividad se ha desplomado y el desempleo se ha disparado. La Reserva Federal sigue preocupada por la posibilidad de un rebrote del coronavirus durante el otoño, con el consiguiente impacto sobre una economía muy frágil. Por eso ayer insistió en que tomará todas las medidas que sean necesarias para garantizar la recuperación económica.

El índice Ibex 35 ha cerrado en 6.686 puntos, con alza de un 0,04 por ciento. Han bajado con fuerza algunos valores, como Repsol, Arcelor, Bankinter o Banco Santander. Es resto del mercado ha cerrado mal que bien en verde. La estrella del día ha sido OHL, cuyas acciones se han disparado un 56 por ciento, hasta 0,86 euros, tras conocerse que Villar Mir ha vendido un 16 por ciento del capital de la compañía a los hermanos mejicanos Amodio. La operación se ha realizado a 1,1 euros por acción, que es un precio muy superior al de mercado. Ayer cerró a 0,55 euros. El grupo Villar Mir era hasta ahora el principal accionista de OHL con un 33 por ciento del capital.

El Tesoro español en busca de financiación

Hoy el Tesoro español ha vuelto al mercado en busca de financiación. Lo ha hecho con gran éxito de crítica y público. Ha colocado bonos y obligaciones por 6.940 millones de euros. Ha recibido una fuerte demanda. El Tesoro sigue apretando el paso en sus colocaciones para financiar el rápido aumento de la deuda pública. La parte mala es que al crisis exige un aumento de la deuda. La parte buena es que los costes de financiación son moderados, que ayuda el BCE y que el dinero internacional sigue mostrado apetito por la deuda española.

La rentabilidad de los bonos a tres años ha vuelto a terreno negativo. Ha pasado de 0,036 a menos 0,16 por ciento. Ligero repunte también en los demás vencimientos. El papel a 50 años ofrece ahora un 1,69 por ciento, frente al 1,62 anterior. Y el diez años rinde un 0,71 por ciento, contra el 0,69 de la subasta precedente. En el mercado secundario, la rentabilidad de los bonos españoles a diez años ha bajado el 0,7 por ciento, frente al 1 por ciento de hace un mes. El bajo coste de financiación del que disfruta el Tesoro supone todo un bálsamo en una situación como la actual, en la que está aumentando rápidamente la deuda y el déficit.