La Moncloa y Ferraz ven su mayor riesgo en el alto número de indecisos el 14-F
A la pretensión del candidato del PSC de ir quemando etapas, sin asumir riesgos, tampoco está ayudando el desembarco en campaña de los líderes independentistas del 1-O
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La política pasa por ser el arte de la gestión de expectativas. La maquinaria de La Moncloa ha logrado dar una patada al tablero catalán alimentado por un relato del cambio de Salvador Illa y en él han personificado los estrategas la concentración del voto útil para pasar página de 10 años de procés, conscientes de la necesidad de acrecentar los trasvases a su favor de las papeletas. La sala de máquinas proyecta seguridad en la resistencia del manido “efecto Illa” de aquí al 14-F.
“No da tiempo ya con las urnas tan cerca para que su posición se desinfle”. La frase es pronunciada a machamartillo por colaboradores de Pedro Sánchez que se aferran al deseo de los catalanes a abrir una etapa distinta y gustan incidir en el cansancio del bloque separatista. Sin embargo, sus pasos reflejan una rebaja del entusiasmo, cautelas, proyección de un mayor escepticismo, por un escenario volátil, por el riesgo mayúsculo de la abstención, por la falta de un entusiasmo ambiental que arrastre, en plena pandemia, a los votantes a las urnas. Los trackings validan la fortaleza socialista, pero la conquista del Palau Sant Jaume se antoja lejana.
A la pretensión del candidato del PSC de ir quemando etapas, sin asumir riesgos, tampoco está ayudando el desembarco en campaña de los líderes independentistas del 1-O, robando el foco, tras recobrar la semilibertad con el tercer grado penitenciario gracias a la Generalidad de Cataluña. En La Moncloa han sepultado el alarde del mismo Sánchez de presumir de tener la fiscalía a sus órdenes y han mirado para otro lado. “En ningún caso vamos a alimentar, según advertían, el victimismo de los secesionistas” contra el “Estado represor”.
La agenda del PSC y de ERC quiso que este domingo coincidiesen en Gerona, el acto de Oriol Junqueras, junto al cabecilla de EH-Bildu, Arnaldo Otegi, y el de Illa arropado por Pedro Sánchez. El maratón durante todo el fin de semana del jefe del Ejecutivo, además de añadir su regreso el miércoles a su prevista presencia en el cierre de la campaña, ha dicho bastante de la obligación de redoblar los esfuerzos junto a su candidato porque la carrera electoral no está saliendo exactamente como La Moncloa esperaba. El desembarco del Gobierno socialista está resultando una constante en el intento de cristalizar el toque a rebato de los electores.
Echando el resto, La Moncloa ha asumido la dependencia del desarrollo de la Legislatura de la conformación de la futura Generalidad de Cataluña. A la postre, afectará a la relación con ERC, pero igualmente con el PP. La reaparición de Luis Bárcenas ha sido recibida con entusiasmo entre cercanos a Sánchez, reforzado por el paso en Herrera en COPE de Pablo Casado al que percibieron interiorizando un sorpasso de Vox. En trazos gruesos, tal escenario valdría a Pedro Sánchez para insistir en la debilidad de Casado como su alternativa de Poder.