Alarcón, una joya medieval y la truculenta historia de sangre que encierra su castillo

Su Torre del Homenaje nos saluda desde lejos y cruzar la muralla que rodea parte del pueblo desde la base misma del castillo, hoy convertido en Parador Nacional, impresiona

Alarcón, una joya medieval y la truculenta historia de sangre que encierra su castillo

Ana L. Quiroga

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Alarcón, en Cuenca, es uno de esos tesoros medievales que hay que buscar expresamente porque se encuentra a desmano de casi todo, a pesar de estar muy cerca de la autovía de Levante.

Desviarse unos pocos kilómetros para disfrutar de esta joya medieval y, mejor aún, organizar el viaje para pernoctar a la sombra de su castillo merece mucho la pena.

Su Torre del Homenaje nos saluda desde lejos y cruzar la muralla que rodea parte del pueblo, desde la base misma del castillo, hoy convertido en Parador Nacional, resulta impresionante a pesar de la truculenta leyenda que lo rodea.

Alarcón, una joya medieval y la truculenta historia de sangre que encierra su castillo

Cuentan que, hace mucho tiempo, vivía aquí una chica bellísima, hija del señor del castillo y que estaba enamorada de un joven de un pueblo vecino. Como el padre de la joven tenía grandes planes para ella, les prohibió casarse. El chico, despechado, juró matarlo, así que se disfrazó y se coló en el castillo, pero lo descubrieron justo antes de que cometiera el asesinato. Como castigo, acabaron con su vida y mezclaron su sangre con la argamasa con la que estaban haciendo reparaciones en las paredes y dicen que las enormes manchas rojas que todavía podemos ver hoy y que recorren algunas de las piedras de la torre del homenaje y otras partes de la fortaleza, son los restos de la sangre del aquel infeliz. Eso es leyenda.

Deteniéndonos en la historia real que encierran estos muros, resulta muy fácil dejar volar la imaginación para revivir cómo la fortaleza fue conquistada a los musulmanes después de más de nueve meses de asedio, sentir la presencia de Don Juan Manuel viviendo entre sus muros y dando los últimos retoques a su Conde Lucanor o figurarnos al mismísimo Marqués de Villena reclutando leales para defender la causa de Juana La Beltraneja frente a la Reina Católica. Eso fue historia.

Alarcón, una joya medieval y la truculenta historia de sangre que encierra su castillo

A su alrededor, la muralla y varias torres, la de Alcorconcillo, la de Cañavate, la del Campo y alguna más, que lo mismo se recortan contra el cielo, que se reflejan en las aguas del Embalse del Picazo y nos hacen guiños para que nos arriesguemos a cruzar puentes y recorrer caminos de tierra que nos llevan hasta ella para visitarlas libremente.

Alarcón, una joya medieval y la truculenta historia de sangre que encierra su castillo

A los pies mismos del castillo, las aguas del Júcar, verdes por la acción del óxido de cobre y el sulfato de hierro, retenidas por la presa del embalse, parecen una enorme esmeralda sin pulir que, no lejos de allí, ocultan las casas, calles y restos romanos de Gascas, un histórico pueblo sumergido que solo muestra su rostro cuando el agua escasea en el pantano.

Recorrer las calles de Alarcón, con sus palacetes y sus casas blasonadas, disfrutar de la belleza de sus iglesias, la de Santa María del Campo o la de la Trinidad; otras como la de Santo Domingo de Silos ahora convertida en centro de acogida para actos culturales, incluso mirar con condescendencia la de San Juan Bautista desacralizada y con una increíble y singular muestra de murales reconocida como bien de interés artístico por la UNESCO y, a cada paso, encontrarnos con referencias a la obra literaria de Don Juan Manuel, es una experiencia tan gratificante como inolvidable. Una auténtica joya en el corazón de La Mancha.

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