El Congreso de los Diputados recupera poco a poco su normalidad
La próxima semana se incorporarán más diputados y también comenzarán a personarse los periodistas
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Ha costado, pero el Congreso comienza a recuperar lentamente su cara habitual. Esta semana hasta el veinticinco por ciento de sus diputados pudieron acudir a los plenos, un porcentaje que se duplicará la que viene. El miércoles los periodistas también podremos volver a la cámara, pero con muchas condiciones: solo podrán hacerlo treinta personas, no habrá tertulias en los pasillos, ni en el patio, ni tampoco los tradicionales “canutazos” a los políticos (las declaraciones micrófono en mano), y solo podrán acceder a la sala de prensa.
María Muñoz, diputada de Ciudadanos, relataba a COPE cómo fue ese primer debate en pleno confinamiento: “con cierto miedo, y con prudencia. Éramos cuatro gatos, -decía-.” Pero ahora, ya no se siente ese miedo, se ha adquirido una cierta normalidad porque hay muchas medidas de seguridad para todos. Guillermo Mariscal, secretario general del Grupo Parlamentario Popular en la Cámara Baja, aseguraba que en esa sesión sobre la declaración del estado de alarma, estaban “muy concernidos por la responsabilidad”.
La cafetería del Congreso sigue cerrada. Hay máquinas para comprar café o alguna bolsa de patatas, pero los plenos se alargan cada vez más, así que la presidenta de la Cámara, Meritxell Batet, ha encargado, en días de pleno y comisión, que se les ofrezca una bandejita con una botella de agua, sandwhiches y una ensalada (ensalada incorporada con posterioridad ante las quejas de algunos sobre lo poco saludable que era esa dieta). En definitiva, lo que Muñoz llama, entre risas, “frivolidades saladas”. Pero es que los bares y restaurantes de alrededor tampoco han abierto todavía, así que sus señorías, han tirado en este confinamiento de mucha plataforma para comer en el despacho, “de mucha pizza”, aseguraba Mariscal.
Los reencuentros son también llamativos...
Todos se alegran de volver a verse, incluso de ver a los adversarios. “Nos entra la risa -dice la diputada de Ciudadanos- y sabemos que no podemos abrazarnos, ni besarnos, así que nos damos por saludados, o nos tocamos con el codo”. Mariscal apunta el tema común en todas las conversaciones: “nos preguntamos por la familia”.
Los grupos calculan que, hasta finales de julio no se recuperará el pulso normal del Congreso, y, al trabajo habitual se sumará todo lo que tiene que ver con el coronavirus. En el registro de la Cámara se acumulan todas las iniciativas de los partidos que hasta ahora han estado paralizadas: proposiciones de ley, proposiciones no de ley, preguntas, peticiones de informes. Fuentes del PP recuerdan que hay informes sobre el coronavirus que se esperan desde el 22 de enero (como, por ejemplo el del protocolo de la COVID19), pero el Gobierno no los ha enviado. Y, de momento, tampoco se van a poder debatir las PNL de reprobación del ministro Marlaska que en su día presentaron tanto los populares, como Vox, como Ciudadanos. Solo el PP ha presentado más de 4.300 iniciativas; y Cs, 176.
Los partidos han sido, eso sí, disciplinados. Suele haber pocos parlamentarios en el hemiciclo, esta vez por motivos justificados, y muchos siguen las sesiones desde sus despachos. Para que nos hagamos una idea, en la primera sesión de las Cortes de Cádiz hubo más diputados que en la actualidad: ciento dos, claro que entonces había guerra, pero no coronavirus.