Fin del uso obligatorio de las mascarillas al aire libre

Los expertos consideran que no ha servido como medida de contención de la sexta ola

Sánchez, a contracorriente: la mayoría de países europeos ya no obligan a llevar mascarilla en exteriores

Carmen Labayen

Publicado el - Actualizado

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El Gobierno aprueba este martes que la mascarilla deje de ser obligatoria en la calle, algo que se aplicará desde el jueves, tan solo una semana después de que el Congreso aprobara lo contrario y después 7 semanas de aplicación. Los expertos consideran que la medida ha sido más cosmética que eficaz y no ha servido como elemento de contención en esta sexta ola. De hecho, el número de personas que cada día fallecen por covid son ahora el doble que cuando entró en vigor en Nochebuena y lo mismo sucede con el número de hospitalizados y de casos.

La letra pequeña del Real Decreto que este 8 de febrero examina el Consejo de ministros y que se publicará previsiblemente al día siguiente en el Boletín Oficial del Estado (BOE) también es de interés para la comunidad educativa, en concreto, porque regulará como queda la situación en los patios después de casi un mes de uso obligatorio de la mascarilla no solo en las aulas sino también en los recreos.

El nuestro fue uno de los pocos Gobiernos europeos en adoptar ese uso obligatorio y es también uno de los últimos en retirarlo con excepciones ya que según lo aprobado el lunes, con el respaldo de todas las Comunidades Autónomas salvo País Vasco, deberemos seguir usándola en aglomeraciones o en eventos multitudinarios de pie o sentados si no se puede mantener la distancia de seguridad.

“No se entendió muy bien en aquel momento (el 22 de diciembre de 2021) la decisión y ahora se elimina porque no tenía mucho sentido y porque rectificar es de sabios” subraya Manuel Franco al frente de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria.

A su juicio y a partir de ahora “hay que seguir poniendo el foco en los interiores, en los lugares donde el riesgo es mucho mayor y centrarnos también en completar la vacunación y, mientras tanto, si podemos ir por la calle sin mascarilla mucho mejor”.

Y todo porque según subraya “hay personas que la tienen que llevar en el transporte y en el trabajo todo el día y la calle supone un momento de tranquilidad y poder descansar fuera donde sabemos que es seguro es una buena noticia”.

Desde que se aplica la obligatoriedad del uso de la mascarilla en exteriores en plena expansión de ómicron, han fallecido en España 5.551 personas. Se han producido más de cuatro millones y medio de contagios en España y el número de casos por 100.000 habitantes es el doble con cerca de 2.000 contagios, frente a 911 el 24 de diciembre. Tenemos también el doble de hospitalizados con covid, 15.991 personas ahora frente a 7.924 entonces. Y ahora hay 323 pacientes más en las Unidades de Cuidados Intensivos que en Nochebuena.

Para el epidemiólogo Joan Cayla aunque es evidente que la rectificación del Ejecutivo “genera confusión y que su estrategia de comunicación es mejorable, realmente no sabemos cuántos casos más habríamos tenido si no se hubiera extendido tanto el uso de la mascarilla ya que con ómicron por cada contagio ha habido bastantes más que con delta”.

Considera que “el riesgo ahora es que la gente asuma que esto ya está superado, que ya estamos bajando del pico que ha sido muy alto, pero ya estamos bajando y que repitamos el error que hemos visto ya dos años seguidos por ejemplo antes de Semana Santa o del verano que llega un momento en el que hay, en mi opinión, un optimismo desmesurado, se asume que todo esté superado y empiezan a subir otra vez los contagios”.

Evitarlo insiste pasa por tener cuidado y seguir profundizando en la vacunación que es “mejorable tanto en lo que respecta a las terceras dosis como en la vacunación infantil”.

Con respecto al uso de la mascarilla en la calle considera que, casi la única diferencia es que “puedes salir de casa sin ella". Eso no quita que siga recomendarlo usarla "en situaciones en las que haya posibilidad de contagio como, por ejemplo, si te encuentras a alguien conocido y te paras a charlar a menos de metro y medio”.

Para Franco el énfasis se debe poner en el interior y, concretamente en bares y restaurantes, porque “cuanto más tiempo pasemos en un espacio cerrado, donde la ventilación es escasa y la gente está hablando o chillando más aumenta el riesgo”.

Para el transporte público y en lugares con esas características recomiendan en lo posible el uso de mascarillas FPP2 porque minimizan aún más el riesgo de infectarse.

Hace justo una semana que el Gobierno en medio de fuertes críticas tanto de la oposición como de sus propios socios parlamentarios mantuvo la obligatoriedad de la mascarilla en exteriores ligando su aprobación en el Congreso a un real decreto sobre pensiones.

No usarla de forma obligatoria por la calle es algo que en el último Consejo Interterritorial de Salud defendieron todas las CC. AA. salvo País vasco y que ya antes habían reclamado la Comunidad de Madrid, Galicia, Castilla-La Mancha y Castilla y León en la antesala de las elecciones autonómicas allí.

La primera vez que se hizo obligatorio el uso de mascarillas fue por un Real Decreto que se publicó el 9 de junio de 2020 y la primera vez que se relajó el uso de la medida al aire libre fue antes de la quinta ola, en el mes de junio. Se legisló entonces que no fuera necesario usarla en espacios exteriores siempre que se pudiera mantener la distancia de seguridad de metro y medio salvo en el caso de convivientes. Desde las pasadas Navidades y después de un anuncio del presidente Pedro Sánchez, las mascarillas se volvieron obligatorias excepto en playas o en entornos rurales.

Los expertos en ese momento hablaban más bien de otras medidas aún más impopulares que el Ejecutivo dejó en manos de las Comunidades Autónomas, entre ellas, limitar las reuniones o cerrar interiores en lugares de máximo riesgo además de establecer cuarentenas también para los contactos y todo en vísperas de Nochebuena.

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