Pacto con Vox o gobierno en solitario: el PP se enfrenta a una encrucijada que decidirá su futuro

La definición de la estrategia de pactos que nazca en Castilla y León marcará un nuevo ciclo electoral en el que ya no se cuenta con la influencia de Ciudadanos

Pacto con Vox o gobierno en solitario: el PP se enfrenta a una encrucijada que decidirá su futuro

Antonio José Candel

Publicado el - Actualizado

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Génova sigue instalada en el ‘no’ a la coalición con Vox. Mientras el PSOE continúa digiriendo una nueva derrota tras el 13-F con la sombra de la dimisión de Luis Tudanca alargándose en Ferraz, el Partido Popular se apresura en estudiar desde múltiples perspectivas como gestionar el escenario desprendido de estos comicios y que pueda consolidar las opciones de gobernabilidad de Alfonso Fernández Mañueco al frente de la Junta de Castilla y León.

La dirección nacional del PP, que reúne hoy a su Comité Ejecutivo para valorar los resultados electorales cosechados el domingo, parece empeñada en evitar a toda costa que Mañueco llegue a gobernar en coalición con los de Santiago Abascal en Castilla y León. Lejos de los estudios demoscópicos que auguraban al principio de la precampaña una más que probable mayoría parlamentaria suficiente que propiciara un Ejecutivo en solitario de los ‘populares’, la calculadora de pactos para consolidar a Mañueco al frente del Gobierno autonómico pasa tras el 13-F por tres vías principales.

Por ello, en el cuartel general de los ‘populares’ se ha instalado una nueva dicotomía que vuelve a poner el foco en la influencia del secretario general del partido, Teodoro García Egea. Apenas habían transcurrido unas horas de las elecciones en Castilla y León cuando el mismo Egea se apresuró en marcar las líneas rojas con Vox, con quienes rebasan con holgura la mayoría parlamentaria requerida, arguyendo que “es posible articular una mayoría” en la comunidad, no necesariamente con Vox, en torno “a un proyecto ganador” basado en “apoyos puntuales puedan sacar adelante medidas importantes”.

Sin embargo, este criterio no coincide con el de otros relevantes cargos del PP, que consideran que la definición de la estrategia de pactos que nazca en Castilla y León marcará un nuevo ciclo electoral en el que ya no se cuenta con la influencia de Ciudadanos. Tampoco concuerda con el del propio Mañueco, que ya ha avisado, instalado en la prudencia, de que será autónomo para decidir los pactos y que no descarta llegar a un acuerdo de gobernabilidad con Vox. La aritmética —en todo caso— obligará al PP a enfrentarse por primera vez a un dilema que promete perseguirle hasta las elecciones generales: si está dispuesto o no a gobernar con el partido de Santiago Abascal.

Otra de las hipótesis para buscar alternativas a la coalición con Vox está llena de riesgos, y es que incluir al PSOE en la ecuación podría alejar al partido de sus votantes. Además, este movimiento, abonado durante las primeras horas de ayer a propuesta del alcalde socialista de Valladolid, Oscar Puente, también podría perjudicar al partido de Génova 13 en su competencia electoral con Vox. Aun así, esta vía de una gran coalición a la alemana fue desautorizada momentos después por el portavoz del PSOE, Felipe Sicilia, quien rechazó el plan del regidor vallisoletano.

Por último, una hipotética tercera vía tampoco está exenta de inseguridades y, lo que es más importante, sería insuficiente al faltar tres escaños para la mayoría absoluta, que está en 41 procuradores. Promocionar el pacto con las siglas localistas como Soria ¡YA! o Unión del Pueblo Leonés, dejando a Vox fuera del nuevo Ejecutivo, podría destruir el relato que ha defendido el equipo del presidente en funciones de la Junta por el que justificaron el adelanto electoral en busca de un gobierno estable.

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