Prisiones pretende propiciar encuentros entre víctimas y agresores en los delitos de familia

Interior quiere tirar de la experiencia acumulada durante la llamada Via Nanclares, que propició el encuentro de los terroristas de ETA arrepentidos con sus víctimas, a otro tipo de delitos. Es lo que se llama justicia restaurativa. Lo va a hacer de manera inminente en el caso de los delitos de odio con un programa que comienza a aplicarse en octubre. Según ha desvelado a COPE Myriam Tapia, subdirectora general de Medio Abierto y Penas Alternativas en la Secretaria General de Instituciones Penitenciarias, se “está estudiando” también ampliarlo a los delitos de índole familiar.

“Una vez asumida la responsabilidad por parte del condenado del daño cometido poder reparar, aunque sea de manera simbólica, ese daño, con un acercamiento a la víctima, ponerse en el lugar de la victima. Esa reparación nos parece que es importante”, dice la subdirectora de Prisiones. El programa psicoeducativo dirigido a condenados por delitos de odio comenzará a aplicarse en octubre en media docena de prisiones (Navalcarnero y Centro Victoria Kent en Madrid, Coruña, Tenerife, Valencia y Valladolid). Su duración estimada es de 13 meses y será obligatorio para los condenados a penas de medidas alternativas. Sin embargo sera voluntario para los que cumplen pena entre rejas. En Interior se contabilizan actualmente unas 600 mandamientos judiciales por este tipo de condenas, que se han incrementado notablemente en los ultimos tiempos.

El programa, en el que se trabajaba ya bajo el gobierno del PP, atiende a los requerimientos de la reforma del Codigo Penal de 2015. Fue ahí cuando se introdujo la posibilidad de que el juez o el tribunal suspenda la pena privativa de libertad si el condenado participa en programas de igualdad de trato y no discriminación. Interior pretende que la última fase de esos programas haga posible el encuentro entre la víctima y su agresor.

Esos encuentros se quieren ampliar a otros programas de tratamiento en prisión dirigido a delitos específicos. En la dirección de Instituciones Penitenciarias se estudia ya ampliarlo a los cometidos en el ámbito familiar (los perpetrados por ejemplo entre un padre y un hijo). No así en el caso de los condenados por delitos dentro de la pareja, ya sea violencia de genero o doméstica. “En esos supuestos -aclara Myriam Tapia- la pena suele ir acompañada de una orden de alejamiento” que impide este tipo de terapias.

Destaca Prisiones el carácter pionero de este tipo de programas dirigido a delitos de xenofobia, homofobia u otro tipo de demostraciones extremas de odio. Aseguran que sólo se ha hecho algo parecido anteriormente en Escocia y Reino Unido pero aplicado de manera minoritaria en pequeños módulos. En España se pretende aplicar a la totalidad del ámbito penitenciario controlado por el Ministerio del Interior.