Sin Micrófonos | Un falso pronóstico llevó a Sánchez a apuntalar a Montón
El presidente del Gobierno se resistió a cobrarse la cabeza de su ministra de Sanidad, pero el plagio del trabajo de su Máster la sentenció
Publicado el - Actualizado
2 min lectura
Pedro Sánchez se resistió hasta el último momento a cortar la cabeza de Carmen Montón, pero saltó a la palestra el plagió de su trabajo de fin de Máster. 19 páginas de un total de 52. Y lo hizo de manera inesperada. Según fuentes de toda solvencia a la Cadena COPE, el presidente del Gobierno llegó a descartar más novedades de enjundia contra su entonces ministra. Esa convicción lo llevó apenas cuatro horas antes de la dimisión a tirar para adelante, ensalzar la gestión de Montón y ahuyentar la posibilidad de destituirla. “Ha hecho y seguirá haciendo un trabajo extraordinario”, remachó.
Sánchez había tenido un gran desvelo con este episodio, sumamente delicado, claro, que indigna a la opinión pública, también, y que arrastra tantas similitudes con los casos de Cristina Cifuentes y de Casado. Para el jefe del Ejecutivo era complicado prescindir de Carmen Montón, una de las dirigentes que estuvo a su lado en los peores días vividos al frente del PSOE, los previos al Comité Federal del 1 de octubre de 2016 que provocó su caída como secretario general. Ella formaba entonces parte de la Comisión Ejecutiva Federal. Con los estatutos del partido en la mano, de haber dimitido, el cese de Pedro Sánchez hubiera sido automático antes del día de autos. Pero Montón resistió a los recados de Ximo Puig, uno de los dimisionarios, para pasarse con armas y bagajes del lado de Susana Díaz. Pese a ello, se mantuvo leal al aún secretario general.
La Moncloa continuó siguiendo de cerca a Montón por segundo día consecutivo, este martes, en un nuevo intento de salir al paso de las revelaciones sobre las cada vez más evidentes irregularidades en su Máster. La todavía titular de Sanidad decía contar con el apoyo del Presidente. Según sus palabras, Sánchez quería que “esté fuerte” y dé “explicaciones claras”. Para ello, concedió una entrevista a la Cadena SER, presta a enrocarse, tragando saliva, con la voz entrecortada, se mantuvo en negar irregularidad alguna “creo que lo puedo acreditar y me parecía injusto dimitir”. Montón careció de un buen puñado de respuestas.
Entre otras, como pudo presentar el trabajo fin de Máster si no tenía aprobadas todas las asignaturas y atribuyó la manipulación al polémico Instituto de Derecho Público. Para entonces, voces socialistas de peso reconocían abiertamente la existencia de “numerosos aspectos sin aclarar” y evitaba comprometer el apoyo a Carmen Montón. La marea exigiendo el cese resultaba imparable. O eso, al menos, parecía. Hasta que el propio Sánchez mandó de avanzadilla a dar la cara por ella a Adriana Lastra y a José Luis Ábalos.
El jefe del Ejecutivo empezó a decir a través de sus pesos pesados “hasta aquí hemos llegado”, llamando a capitulo a quienes venían desplegando el argumento de que la ministra estaba poniendo en solfa el “Gobierno de la decencia” y, además, que forzar la caída enfrentaría de nuevo al PP con el fantasma del Máster de Pablo Casado. Dio igual. Sánchez estaba decidido a mantener a Montón.... hasta que se cruzó en su camino el plagio de manual.