Afganos evacuados cuentan a COPE cómo rehacen su vida en España
Sárdar, Najiba y Abdul son tres ciudadanos afganos evacuados con sus familias desde Kabul
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“Nos han dado casa, comida, ropa… vivimos en un piso con tres habitaciones, cocina, cuarto de baño”, explica en inglés a COPE Sárdar Samim desde Coruña. “He comenzado un curso de español hace cuatro días. Mi esposa también quiere aprender español, y mis tres hijos empezarán en escuelas públicas pronto también”, dice Sárdar, que fue evacuado con su familia desde Kabul el 22 de agosto. Y añade en castellano que ya entiende “un poco de español, puedo hablar, pero puedo entender mejor que hablar o escribir”. Vivía en la provincia de Badghis, estuvo trabajando durante siete años para la AECID (Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo) -entre 2006 y 2013-. Asegura que “las condiciones en Afganistán son realmente malas, hay violencia contra la gente que ha trabajado para extranjeros en Afganistán. Cuando trabajas con europeos o estadounidenses te conviertes para los talibanes en su enemigo, estás en contra de ellos, dejas de comportarte para ellos como un musulmán. Por esa razón estamos aquí, porque si estuviéramos allí nos matarían los talibanes”. “He dejado en Afganistán a mi padre, mi madre, y también a mis hermanos, y a otros familiares”, cuenta Sárdar con un nudo en la garganta.
Najiba llegó a Zaragoza hace tres semanas, con su esposo y uno de sus hijos. Estuvo realizando labores de coordinadora de género para la AECID en Badghis entre 2009 y 2013, en proyectos que beneficiaron a más de 10.000 mujeres. Señala que está “muy agradecida al pueblo y al gobierno de España porque nos han rescatado, nos han dado una casa, y nos han facilitado un curso de español”. Está contenta, pero preocupada por el futuro de Afganistán, y el de sus hijos. “Tengo una hija y tres hijos; mi hija y uno de mis hijos están en Herat. Mi hija era profesora en una escuelas de niñas, y se ha quedado sin trabajo, porque la han cerrado, y está llorando mucho a diario, por lo que pueda pasar conmigo y con su padre”, dice Najiba Faiz Helmandi. Antes de volar a España, Najiba trabajaba como asesora del gobierno de la provincia afgana de Helmand. “Mí vida estaba en peligro porque era una persona conocida allí, muchas personas me conocen”, afirma.
Abdul fue evacuado a España junto a su esposa, sus cuatro hijas, su hermano y su hermana. Después de haber pasado unos días en un hostal de la Cruz Roja en Madrid, va a empezar su nueva vida en Murcia. “Nos enseñarán español, enviarán a las niñas al colegio en los primeros seis meses, después de seis meses nos buscarán trabajo”, dice Abdul Khaliq
Hotak, que colaboró durante seis años con la AECID en Afganistán, donde ahora se ganaba la vida con la FAO, la agencia de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Reconoce que fue “muy difícil tomar la decisión de venir a España, pero después de consultarlo con el resto de la familia decidí dejar mi trabajo y venir, por la situación crítica en Afganistán”. Opina que “los españoles son muy amables, y respetuosos; he trabajado con ellos durante seis años, y será más fácil que trabajar en otros países europeos y adaptarse a su cultura”.
Sárdar, Najiba y Abdul son tres ciudadanos afganos evacuados con sus familias desde Kabul antes del 31 de agosto. Aún queda en Afganistán un número indeterminado de afganos que colaboraron con España en los últimos 20 años pendientes de ser evacuados.