Milagro en la vieja librería

Un mensaje de Twitter desata las ventas de un anticuario británico tras el día más triste de su historia

Milagro en la vieja librería

Paloma García Ovejero

Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Los tumbleweed son esas pelotas enormes de maleza que aparecen rodando por el desierto en las películas de vaqueros. Y evocarlos es una forma de decir “game over”: esto está muerto.

Pues esa fue la palabra exacta que obró el milagro.

Este martes, después de cien años de ventas ininterrumpidas, la librería Petersfield llegó a la noche sin haber tenido un solo cliente. Nada. Ni por internet ni en persona ni por teléfono. La desolación era absoluta entre los anaqueles, repletos de libros antiguos y de segunda mano, mapas de autor y toneladas de papel amarillento. Los empleados miraban desolados al jefe, un librero de raza que ya hipotecó su casa hace pocos años para salvar el maltrecho negocio.

Hasta que uno de ellos se arrancó con un mensaje en Twitter, que empezaba con tumbleweed, incluía la cifra dramática £0.00 y terminaba casi con una súplica: si alguien quiere ayudar, nuestros libros se pueden comprar en AbeBooks (filial de Amazon) con un 25% de descuento.

El mensaje de Twitter que originó el fenómeno de ventas

Echaron el cierre, se marcharon cabizbajos a casa, y a las pocas horas empezaron a darse cuenta de que su mensaje había cobrado vida propia. Miles y miles de personas estaban compartiéndolo en las redes sociales y, mejor aún, estaban haciendo pedidos online desde puntos insospechados del Reino Unido… ¡y de Estados Unidos! De repente, no daban abasto para preparar todos los envíos mientras intentaban digerir el fenómeno y la emoción.

Parte de los pedidos que llegaron durante la noche a la librería Petersfield

En Petersfield Bookstore están especialmente agradecidos al escritor Neil Gaiman -autor de la exitosa novela gráfica The Sandman-, que se lo contó a sus 2,7 millones de seguidores y propulsó las ventas exponencialmente. Desde California llegaron donaciones económicas, otras librerías inglesas difundieron la historia entre sus propios clientes, e incluso algunos vecinos que jamás habían entrado se animaron a hacerlo por primera vez. Uno de ellos, ha contado el dueño, acudió obligado por un amigo bibliófilo que le avisó desde San Francisco.

Después de pasar del vacío a la fama en 24 horas, volverá la incertidumbre. Pero no será ya una historia triste sino, en todo caso, inacabada. Lo avisó el dueño actual cuando celebró el centenario en septiembre de 2018: “No quedamos ni siquiera 200 y la mayoría se van a jubilar pronto, me imagino. Pero nosotros no nos vamos a rendir. Mi padre se hizo cargo de este negocio en 1958”.

En el Reino Unido, más de mil librerías de viejo han tenido que cerrar en los últimos 25 años.

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