J. L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

Cuarenta años de elecciones democráticas

La sociedad española debe sentirse hoy especialmente orgullosa de haber conseguido, sin traumas, la consolidación de un marco político y social que le ha permitido avanzar y ejercer un papel relevante en la escena internacional. Hoy se cumplen cuarenta años de las primeras elecciones democráticas después del régimen autoritario salido de la guerra civil. Cuatro décadas marcadas por una voluntad de reconciliación y consenso que han conformado el carácter ético de una nación que dejó atrás los agravios, las luchas fratricidas y las tentaciones totalitarias. Pero esta conmemoración no debe teñirse de mera nostalgia. Debe servir para ratificar la voluntad común de los españoles de revivir la misma experiencia que hizo posible la Transición y que se refleja nuestro texto constitucional. Las personas y las sociedades deben tener memoria, pero no pueden vivir de las rentas. En los últimos años se ha producido un desgaste de las certezas compartidas en el tiempo de la Transición, y han emergido populismos cargados de demagogia que pretenden hacer tabla rasa de una aventura que no podemos dar por concluida. Hoy, como hace cuarenta años, el futuro de España depende de los españoles. Frente al pesimismo o a la sensación de que los retos son demasiado grandes, la sociedad española debe ahondar en sus propias raíces y asumir de nuevo el protagonismo.

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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