El suicidio: del fracaso colectivo, a la toma de conciencia social

Más de 700.000 personas mueren cada año por suicidio según la OMS. Por poner el dato en contexto, son cuatro veces más que las víctimas mortales en guerras. En España el suicidio es la primera causa de muerte externa entre los varones, y la tercera entre las mujeres, motivo que ha llevado al Ministerio de Sanidad a poner en marcha un equipo multidisciplinar para la elaboración en 2025 de un Plan para la Prevención del Suicidio. Sobre el papel, la idea no puede ser más oportuna. Acierta el planteamiento al descartar enfoques excesivamente centrados en factores de riesgo como la salud mental, que a pesar de su indudable relevancia incurren a veces en reduccionismos. En esa línea, hay que aplaudir la puesta en marcha de un Observatorio de la Conducta Suicida que permita recabar datos y obtener una mejor comprensión de un fenómeno tan complejo. El reto estará en conseguir que todo esto genere impacto. Resultará para ello imprescindible la colaboración entre Administraciones, pero no más que el diálogo con la sociedad civil y el mundo académico. Más que financiar unos cuantos proyectos y líneas de investigación, se necesita situar el problema en el centro de la agenda pública. y abrir un debate serio sobre el fracaso colectivo que supone la epidemia de soledad y desesperanza que azota a millones de personas. La clave es que se apropien de esta causa empresas, mundo asociativo, comunidades religiosas y medios de comunicación. En lugar de pensar en el suicidio como una fatalidad, es hora de tomar conciencia como sociedad de todo lo que está en nuestra mano hacer para prevenirlo