Venezuela, la puerta del infierno

Ayer La Linterna, dirigida por Ángel Expósito, se encendió desde Cúcuta, y hoy lo hace desde Bogotá. Expósito ha vuelto así a la frontera de Venezuela y Colombia para trasladarnos, con la voz de los testigos directos del drama, la terrible situación social, política y económica que viven los venezolanos. Entre los tremendos testimonios que hemos podido escuchar, ha sonado con particular dramatismo el de Víctor Ochoa, obispo de Cúcuta, quien ha reconocido que muchos días llora por las noches, y que dedica buena parte de su tiempo a ayudar a miles de personas que están en la frontera. 

El retrato que ha hecho de la Venezuela actual ha sido estremecedor. El panorama es un drama dantesco, algo similar a la puerta del infierno. Enfermedades como la lepra o la sarna han vuelto a resurgir, la falta de productos básicos como jabón, medicinas o papel higiénico es total. Tenemos el deber moral de ayudar a un pueblo hermano que está sufriendo, y de intentar hacerlo, como ha dicho el obispo, buscando una salida democrática que evite nuevos derramamientos de sangre. 

Como ha recordado Monseñor Ochoa, Venezuela necesita nuestra ayuda y lo podemos hacer comenzando, como ha hecho La Linterna, poniendo verdad frente a la propaganda y las fakes news que nos llegan, y denunciando a quienes allí y en otras partes del mundo, sostienen el régimen del tirano Nicolás Maduro.