Un estudio sueco sugiere que el consumo de pescado puede ralentizar la progresión de la esclerosis múltiple: "Un papel importante"

Según el estudio, las propiedades antiinflamatorias y neuroprotectoras de los nutrientes encontrados en el pescado pueden ser clave para retrasar la progresión de la enfermedad

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Patricia Blázquez Serna

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En España se estima que alrededor de 55.000 personas padecen esclerosis múltiple y cada año se diagnostican aproximadamente 2.500 casos, lo que la convierte en la segunda causa de discapacidad y la segunda enfermedad neurológica más frecuente en adultos jóvenes. 

La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad crónica, autoinmune y degenerativa que afecta al sistema nervioso central, y entre los síntomas que incluye podemos encontrar fatiga, problemas de visión, debilidad muscular, dificultades en el equilibrio y la coordinación, dolor y trastornos de sensibilidad. Síntomas que comienzan a aparecer entre los 20 y los 40 años, y afectan más a mujeres que a hombres.

Conocida como "la enfermedad de las mil caras", no tiene cura, aunque sí existen tratamientos que pueden ayudar a controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los afectados. 

Ahora, en cualquier caso, un reciente estudio sugiere que una ingesta elevada de pescado, tanto magro como graso, puede retrasar la progresión de la enfermedad. 

¿COMER PESCADO RETRASA LA APARICIÓN DE SÍNTOMAS DE LA ESCLEROSIS MÚLTIPLE?

Publicado por expertos del Instituto Karolinska en Suecia y cuyos resultados se han publicado en Journal of Neurology Neurosurgery & Psychiatry, sugieren que la ingesta de pescado puede atrasar la discapacidad en personas que padecen la enfermedad.

Según el estudio, las propiedades antiinflamatorias y neuroprotectoras de los nutrientes encontrados en el pescado pueden ser clave, dicen los investigadores, quienes añaden que sus hallazgos subrayan la importancia potencial de la dieta en el manejo de la enfermedad. Estas evidencias indican que la dieta puede tener un papel clave en el desarrollo de enfermedades inflamatorias, aseguran. 

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2.719 personas de unos 38 años de media participaron en este estudio de Investigación Epidemiológica de Esclerosis Múltiple (EIMS). Todos ellos proporcionaron información sobre exposiciones ambientales y hábitos de estilo de vida, entre los que destacó también el consumo de pescado magro y graso, que se categorizó en "nunca o rara vez", "1 a 3 veces al mes" y "semanalmente", y se puntuó del 2 al 6, dependiendo de si tomaban uno, otro o ambos. 

La progresión de la enfermedad, medida mediante la Escala Ampliada de Estado de Discapacidad (EDSS), se siguió durante 15 años. 

El empeoramiento confirmado de la discapacidad se definió como un aumento en la puntuación EDSS de al menos 1 punto desde el inicio, sostenido entre dos controles adicionales, con al menos 6 meses de diferencia. 

El mayor consumo de pescado en el momento del diagnóstico se asoció con un riesgo 44% menor de empeoramiento de la discapacidad confirmada, así como con un riesgo 45% menor de progresar a EDSS 3 y un riesgo 43% menor de progresar a EDSS 4, en comparación con los que no comían nada o comían muy poco. Y cuanto más pescado magro y aceitoso se consumía, menor era el riesgo de empeoramiento de la discapacidad confirmada y progresión a EDSS 3 y 4, indicó el análisis.

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UN ESTUDIO OBSERVACIONAL

Los investigadores recuerdan que no se pueden sacar conclusiones firmes en base a estas conclusiones y es necesario realizar más investigaciones para validar los hallazgos.

En cualquier caso, sugieren: "Si bien los ácidos grasos omega-3, que se encuentran predominantemente en el pescado azul, pueden contribuir a reducir la progresión de la discapacidad, los efectos beneficiosos observados en el consumo de pescado magro sugieren que otros factores también pueden desempeñar un papel importante".

Uno de esos factores es la taurina, un aminoácido que se encuentra en el pescado y mariscos, por ejemplo. La taurina, explican, "es el aminoácido libre más abundante en el cerebro" y pese a que existen mecanismos endógenos para la producción del mismo, "es necesario un aporte exógeno para cubrir las necesidades fisiológicas". 

Así, concluyen: "Los resultados subrayan el papel potencial de la dieta, en particular el consumo de pescado, como un factor modificable que podría complementar las estrategias terapéuticas existentes para la EM".