El gesto que haces cuando tienes ansiedad y que es peligroso para tu salud: así puedes poner límites
Cuando estamos acorralados por la ansiedad, el estrés o el aburrimiento, a veces recurrimos a ciertas estrategias que pueden afectarnos
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No es nada nuevo, a veces, comemos más por los ojos que por la boca. Quien haya tenido la suerte de desayunar, por ejemplo, en el buffet libre de un buen hotel, lo sabe. Ese ansia que, a veces, nos consume y nos hacer querer ver nuestro plato de comida rebosante no trae nada bueno, aún así, de vez en cuando, se apodera de nosotros.
Y es normal. Puede pasar cuando llegamos a casa después de un día de trabajo duro, o cuando llega una comida con amigos que llevábamos tiempo esperando. En situaciones así, el estómago parece decirnos que no se conformará con cualquier cosa, que ha venido a lo que ha venido y, sin embargo, es justo en estas ocasiones cuando debemos saber poner un límite.
¿por qué sucede?
Es necesario conocer que los 'atracones' de comida no aparecen en nuestras vidas de forma repentina sino que, detrás de ellos, se esconden causas que hay que comprender y sobre las que hay que investigar.
Desgraciadamente, además, no son pocas. Entre los motivos que nos inducen a comer más de lo que deberíamos se encuentran, por ejemplo, el aburrimiento, la tristeza, la frustración o, sin ir más lejos, una gran sensación de hambre.
Por otro lado, de nada sirve ocultarlo, comer es necesario, pero comer bien es un placer. No en vano, el principal órgano de nuestro cuerpo, el cerebro, nos exige llevarnos a la boca alimentos dulces y grasos. Principalmente, porque el azúcar y la grasa aumentan los niveles de dopamina, un neurotransmisor que ayuda al cerebro a controlar las funciones motrices, el movimiento y a realizar otras funciones relacionadas con el estado de ánimo.
¿por qué no es bueno darse atracones?
Pegarse 'atracones' conlleva una serie de riesgos que pueden llevar al límite nuestra salud física. Entre los principales, se encuentran:
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Evitar el sobrepeso.
- Problemas digestivos: Comer más de lo necesario sobrecarga el sistema digestivo, causando hinchazón, acidez estomacal o malestar general.
- Aumento de peso: Un consumo excesivo de calorías sin equilibrio puede llevar conducir a la obesidad, además de aumentar el riesgo de padecer enfermedades metabólicas.
- Riesgo de enfermedades crónicas: Diabetes tipo 2, hipertensión y enfermedades cardíacas pueden desarrollarse a largo plazo.
- Impacto en la salud mental: La culpa y la ansiedad suelen acompañar a los atracones, afectando la autoestima y generando un círculo vicioso difícil de romper.
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- Desregulación del apetito: Comer compulsivamente puede alterar las señales naturales de hambre y saciedad, dificultando una alimentación equilibrada.
cómo podemos evitarlos
Cuando los atracones se conviertan en algo recurrente sabremos que estamos ante un problema. Lo mejor en estos casos siempre es acudir a un experto. Nuestro médico de cabecera y un psicólogo, por ejemplo, sabrán identificar por qué hemos creado esa relación tan poco saludable con la comida y, será a partir de entonces, cuando podamos empezar a ponerle solución.
De cualquier manera, según fuentes clínicas, estas son las mejores maneras de evitar los 'atracones':
- Identificar los desencadenantes: El estrés, la tristeza o la ansiedad, como hemos visto antes, suelen ser factores que impulsan los atracones. Identificarlos y saber que son estos los que nos impulsan a comer, nos permitirá gestionar la situación mejor.
- Practicar la alimentación consciente: Un concepto que alude a comer con atención, es decir, disfrutando de cada bocado y escuchando las señales de saciedad del cuerpo para puede prevenir la sobrealimentación.
- Mantener una dieta equilibrada: Consumir comidas nutritivas y regulares evita llegar a estados de hambre extrema que puedan desencadenar atracones.
- Evitar la restricción extrema: Después de cada castigo, queremos una recompensa y las dietas demasiado estrictas pueden generar ansiedad por ciertos alimentos y aumentar la probabilidad de comer en exceso.
- Buscar apoyo profesional: Si los atracones son recurrentes y afectan la calidad de vida, de nuevo, es recomendable acudir a un nutricionista o terapeuta especializado en trastornos de la conducta alimentaria.
Y es que, darse atracones no solo afecta a la salud física, sino también a la mental. Por eso, saber gestionarlos y, sobre todo, evitarlos, siempre será una buena idea.