Le detectan una úlcera en el estómago y la decisión que toman los médicos para tratarla pasa a los libros de historia

Tras muchos tratamientos médicos que no consiguieron eliminar un fitobezoar que le causó diversos daños en el estómago, los facultativos optaron por recurrir a una opción un tanto controvertida, pero eficaz

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Patricia Blázquez Serna

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Que la medicina es indispensable es evidente y a nadie se le puede pasar por la cabeza contradecir esta premisa. Una disciplina basada en los conocimientos, la ciencia... pero a veces también tiene un toque de ingenio inesperado.

A lo largo de la historia, cientos de médicos se han encontrado con casos desconcertantes de todo tipo, donde los síntomas escapaban a la lógica y para los que no tenían ni respuestas, ni soluciones. Cuando los exámenes y las pruebas médicas no arrojaban resultados claros y los tratamientos convencionales no parecen funcionar, algunos profesionales han debido recurrir a soluciones fuera de la ciencia. 

En algunos casos podrían definirse incluso como surrealistas y, aunque a priori puedan parecer hasta descabelladas, han sido claves para salvar vidas. 

Casos que parecían imposibles de resolver han encontrado respuestas en detalles insólitos, en ideas que en otro contexto parecerían descabelladas, pero que han resultado ser útiles. 

Esto nos recuerda, por lo tanto, que la medicina no es solo seguir un protocolo, sino que también entra en juego el ingenio de los profesionales. A lo largo de la historia se han registrado cientos de casos médicos que, a día de hoy, se estudian en las facultades y sirven de ejemplo para miles de estudiantes. 

Y este es uno de esos casos, desconocido para muchos, pero recogido en diversos medios médicos especializados. 

EL CASO MÉDICO QUE ACABÓ PASANDO A LOS LIBROS DE HISTORIA

Lo ha contado Álvaro Carmona, bioquímico, doctorado en Medicina Molecular y profesor en la Universidad Alfonso X el Sabio (UAX), quien se dedica a la divulgación científica a través de sus redes sociales, empleando un estilo desenfadado y coloquial.

"Varón de 84 años al que se le ha encontrado una masa dura de material vegetal no digerido que se ha acumulado en su estómago, lo que se conoce como un fitobezoar", comienza explicando este joven biólogo. Un fitobezoar puede desarrollarse por diversos factores, desde una mala masticación hasta una serie de enfermedades que pueden hacer que se genere esta masa dura. 

Imagen de la cavidad gástrica del paciente previos al tratamiento donde se observan defectos debidos a la presencia del bezoar

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Imagen de la cavidad gástrica del paciente previos al tratamiento donde se observan defectos debidos a la presencia del bezoar

Carmona explica que los médicos vieron en una endoscopia que "esta piedra, dando vueltas por el estómago, estaba formando un taco gordísimo. Vamos, una úlcera gástrica", resume. Fue así como intentaron recurrir a las soluciones básicas propuestas por la ciencia: "Procinéticos, fármacos que favorecen el vaciado gástrico; protectores de estómago; complejos enzimáticos; intentos de fragmentación con pinzas de biopsia...", pero ninguno de estos tratamientos tuvo respuesta positiva. No había manera de romper aquella masa del estómago. Fue así como tuvieron una idea.

El vídeo completo puedes verlo aquí o, en su defecto, también puedes seguir leyendo.

ASÍ CONSIGUIERON LOS MÉDICOS ROMPER ESTE FITOBEZOAR

Coca-Cola. Sí, tal y como lo estás leyendo. La solución estaba en la Coca-Cola. Carmona recuerda que esta bebida se usa "para disolver cosas", desde tuercas y tornillos hasta desatascar tuberías. Esto se debe a su contenido en ácido fosfórico, lo cual hace que esta popular bebida tenga un pH de 2,6. "A medio camino entre el zumo de limón y el vinagre, lo que pasa es que la Coca-Cola tiene mucha azúcar y no lo notas", apunta. 

Entonces, ¿cómo lo solucionaron? "Le metieron un tubo de la nariz al estómago, es decir, una sonda nasogástrica, y le metieron tres litros de Coca-Cola durante 12 horas. Como por arte de magia, el fitobezoar desapareció, y listo", explica. 

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Después de esto, mandaron al paciente a su casa con una receta "muy específica" y no era otra más que "beber medio litro de Coca-Cola al día durante mínimo dos semanas y, a partir de los siguientes dos meses, una lata al día. Eso sí, light, para evitar los picos de glucemia", concluye. 

De hecho, acorde a algunos artículos publicados en revistas médicas, no es el único caso en el que se ha empleado la Coca-Cola como una opción terapéutica para acabar con estas masas duras vegetales. En España, sin embargo, no se ha detectado nunca ningún caso. 

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