El auténtico papel de Juan de Borbón durante la dictadura: la conspiración que intentó derrocar a Franco
Durante cuarenta años, Franco y Juan de Borbón mantuvieron una eterna disputa sobre quién debía tener el poder en España
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Durante cuarenta años, Francisco Franco y Don Juan de Borbón mantuvieron una eterna disputa sobre quién debía tener el poder en España. El hijo de Alfonso XIII y de Victoria Eugenia de Battenberg tuvo que marcharse al exilio en el año 1931 cuando se impuso la II República tras las elecciones de 1931.
Era el tercer hijo varón de Alfonso XIII, por lo que Don Juan no estaba destinado a heredar la corona. No obstante, después de que el primogénito Alfonso renunciara a sus derechos dinásticos y el segundo fuera obligado a renunciar por diversos problema de salud, Don Juan tuvo preferencia por encima de sus dos hermanas mayores por ser hombre. Así fue como él se convirtió en el heredero de los derechos dinásticos de la Casa Real.
Con el comienzo de la Guerra Civil en 1936, Don Juan quiso unirse al bando sublevado contra el gobierno de la república. De hecho, abandonó su exilio y consiguió cruzar la frontera española. No obstante fue interceptado en Aranda de Duero y se le instó a volver al exilio. El joven Don Juan cumplió las órdenes y se marchó de nuevo. Durante la guerra, Juan de Borbón intercambio diversas cartas con el general Franco, en el que le hizo saber su intento por unirse al bando golpista.
Cuando su padre Alfonso XIII renunció a su título como jefe de la Casa Real de España en el año 1941, Don Juan tomó el título de Conde de Barcelona, propio de los reyes de España. Desde entonces, el Borbón no cedió en sus intentos para derrocar a Franco del poder. Incluso buscó apoyo de la Alemania nazi para reinstaurar la monarquía en España pero le aseguraron que no estaban interesados en su propuesta. Así fue como un año después, en 1942, Juan de Borbón manifestó por primera vez de forma pública su aspiración a ocupar el trono. Una premisa que se cumplió en el año 1945 con Manifiesto de Lausana, cuando rompió tanto oficial como públicamente con Francisco Franco.
La dictadura contra la monarquía
Como ya hemos explicado, Juan de Borbón hizo saber que no iba a rendirse y que lucharía por ocupar el trono, lo que conllevaría quitar a Francisco Franco del poder. El Rey en el exilio se dedicó entonces a conspirar todo lo que estaba en su mano para deshacerse de la figura del caudillo. El líder de la dictadura, por su parte, se aferró a ese poder.
Un episodio en la historia que los autores Juan Fernández-Miranda y Jesús García Calero recogen en su libro 'Don Juan contra Franco', que recoge por primera vez los documentos oficiales de la época de mayor tensión entre ambas figuras.
Los seguidores de los Borbones participaron en el bando nacional durante la Guerra Civil con la esperanza de que Franco trajera de vuelta a Alfonso XIII de su exilio en Roma, algo que nunca sucedió. No obstante, su hijo no se daría por vencido tan pronto y comenzó a buscar artimañas para volver del exilio para subir al trono. Buscó apoyos en España, donde encontró seguidores que estaban dispuestos ayudarle a retornar. Tras la firma del Manifiesto de Lausana, no solo encontró apoyos entre la oposición al régimen, sino que diversos países mostraron también su interés por eliminar al dictador con lazos estrechos con el nazismo para sustituirlo con un monarca cercano a las posturas más liberales.
Las purgas contra las monárquicos
No fue hasta el año 1948 cuando Franco supo que se estaba fraguando una conspiración por parte de la Monarquía para derrocarle de su lugar. De hecho, tal y como detallan los autores del libro, el dictador tuvo conocimiento de este movimiento monárquico gracias a diversos informes que habían emitido espías de la Falange. Fue él mismo quien tejió una red de espionaje que le permitió conocer los movimientos de los monárquicos en España. Se llamaron "boletines de Actividades Monárquicas", que cada tres o cuatro día redactaban para el caudillo, tal y como escribe uno de los autores, Juan Fernández-Miranda, en un hilo en su cuenta de Twitter.
Informes que, posteriormente, llegaron a manos del propio Francisco. Éste no dudó en analizarlos en profundidad y se encargó de marcar los pasajes con mayor importancia, que amenazaban con quitarle todo su poder: en rojo subrayó los asuntos más importantes y en azul los buenos. También hizo notas al margen y pidió más información sobre algunos aspectos. Según Fernández-Miranda, "un seguimiento concienzudo de las actividades subversivas de monárquicos, conservadores y liberales que se oponían a su poder absoluto".
De hecho, los informes emitidos por aquellos espías ofrecían también los nombres de todos aquellos monárquicos que se habían reunido de forma secreta para conspirar contra el régimen. Para poder hacerlo sin levantar sospechas, los miembros que preparaban la conspiración contra el dictador tenían su propio mensaje en clave para reunirse: "El Marqués de V. le invita a una copa de jerez". Esta era la señal que los hacía ver que se iba a tratar el asunto y se debían preparar para establecer pautas de actuación para derrocar a Franco y hacer volver a Juan de Borbón del exilio.
Como es previsible, todas aquellas reuniones y las posibilidades de conspirar contra Franco fueron cortadas de inmediato, en cuanto el caudillo tuvo conocimiento de las mismas. Es más, se realizaron diversas pugnas dentro de ejército contra todos aquellos Generales con raíces e ideas monárquicas.
El ámbito internacional, cuando se dio por finalizada la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética desató sus deseos de expandirse y fueron las actitudes anticomunistas de Franco las que hiciera que tanto Estados Unidos como Inglaterra le miraran de otra manera. No obstante, y tal y como dijo en su momento el presidente estadounidense, "Franco apesta a fascismo pero le necesitamos".
El abatimiento paulatino de la dictadura
Los líderes internacionales comenzaron a mirar con malos ojos que España fuera una dictadura. Así fue como en el año 1947, se comenzó a vender la imagen de nuestro país fuera de las fronteras como una especie de monarquía para limpiar la imagen mundial de España. El saludo fascista dejó de ser obligatorio en los actos oficiales y la Falange comenzó a perder de forma gradual el poder que había ganado durante los años del régimen.
Fue por esa época cuando el caudillo tomó la decisión de elaborar una Ley de Sucesión, en la que especificaba que él mismo iba a elegir a su próximo sucesor. De hecho, tal y como recogía aquella ley, quien ocupara su puesto podría pasar cualquier príncipe español de más de treinta años y católico, lo que rompía con la línea de sucesión. Unos requisitos que no gustaron en absoluto a Don Juan, que un año después, en 1948, perdió la esperanza de derrocar a Franco del poder.
No obstante, ese mismo año, ambos se reunieron en el barco del dictador y llegaron al acuerdo de mandar a su hijo de 11 años a estudiar a España. "Don Juanito como caballo de Troya", asegura Fernández-Miranda. La realidad es que Franco no secuestró de ninguna manera al hijo de Don Juan de Borbón, sino que enviar a su hijo a España fue una decisión suya propia. Veintisiete años después fue proclamado Rey y no implantó la "Monarquía azul" que exigió Franco durante muchos años sino la Monarquía Parlamentaria que defendió desde el principio Don Juan.