Casi 2,5 millones sufren dolor crónico en España sin conocer su origen: el nuevo enfoque terapéutico

Casi 6,5 millones de personas en España padecen dolor crónico de diversas causas, y existen nuevas terapias que ofrecen esperanza a quienes han recorrido caminos sin alivio.

Carmen Labayen

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Casi 2,5 millones de personas con dolor crónico en España desconocen el origen de su sufrimiento que sí tiene, en cambio, explicación para 6,5 millones de personas en esta misma situación. Ese dolor inexplicable -una vez agotadas las pruebas físicas y psicológicas- y usados los fármacos correspondientes afecta a 1 de cada 4 personas con dolores recurrentes e incapacitantes. Según el Barómetro del dolor crónico en España 2022, casi el 26 por ciento de la población sufre dolor crónico y el 27,1 por ciento desconoce la causa de su enfermedad. El 28 por ciento de estos pacientes necesitó una baja laboral en el último año, el 46,5 por ciento en el caso de los trabajadores remunerados, según estos datos de la Fundación Grünenthal y el Observatorio del dolor de la Universidad de Cádiz.

Este sufrimiento fue el día a día para Mercé Darnell durante más 30 años en los que lo probó todo tanto en la medicina tradicional como en la alternativa en busca de cualquier posibilidad con la que aliviar los dolores de cabeza, espalda, glúteo, lumbares, dorsales, cervicales o la mandíbula que fue sufriendo de forma sucesiva desde los 19 años. Desde hace 5 su vida ha cambiado, una mejora que ella achaca a un nuevo enfoque terapéutico para este tipo de pacientes.

“Como muchos otros en mi situación hice un peregrinaje por reumatólogos, traumatólogos, fui al psicólogo y también todo tipo de pruebas como radiografía, escáneres, infiltraciones, rehabilitación, tomé también calmantes y antidepresivos. Y cuando todo esto no me funcionó acudía a las terapias alternativas y probé la acupuntura, fui al quiropráctico y al osteópata y me di masajes. Gasté mucho tiempo y dinero sin grandes logros. Ya no sabes qué hacer, sientes que los médicos te ofrecen tratamientos y medicación que no funcionan y te sientes incomprendida porque al ser invisible el dolor es difícil de explicárselo incluso a quienes te quieren” lamenta Mercé Darnell, de 58 años.

Parte de la solución a su problema llegó en 2020 cuando en plena pandemia empezó a leer sobre nuevas formas de abordar el dolor crónico que quiso probar como había hecho con todo lo anterior, un enfoque con el que ha logrado mejorar hasta encontrarse bien “entre el 80 y el 90 por ciento del tiempo”, algo antes inimaginable.

Si lo ha conseguido es gracias a un acompañamiento y a una formación específica sobre los mecanismos neurológicos en los que se basa el dolor y tras darse cuenta de que, como considera que ha ocurrido en su caso, es posible tener dolor sin sufrir un daño físico. Ha aprendido que con una misma radiografía a unos lo que se refleja les produce dolor mientras que otros, con lo mismo por ejemplo una protusión, no tienen sufrimiento alguno.

“Necesitas creer que hay algo físico que va a salir en una resonancia o en un análisis porque quieres una respuesta y no concibes que el sistema de alarma que es el dolor pueda dispararse sin explicación como en mi caso, un dolor real, discapacitante, que te cambia la vida, que te paraliza y que te hace sufrir mucho pero que detrás no tiene un daño físico. Eso inicialmente cuesta mucho entenderlo. El sistema de protección se desata y a tí te duele sin que nada lo justifique y tú piensas que no puede ser, que algo lo tiene que estar provocando”, subraya esta paciente.

 Abordaje integral: medicación, fisioterapia y atención psicológica  

La Sociedad Española del Dolor (SED) calcula que entre el 40 y el 80 por ciento de las consultas médicas están relacionadas con el dolor, los más frecuentes son los lumbares y también los que afectan a las extremidades y articulaciones. Desde el punto de vista laboral, estiman que el dolor crónico provoca la mitad del abstencionismo y el 60 por ciento de la incapacidad laboral permanente.

El dolor es un mecanismo de alerta para la supervivencia de los seres humanos. Avisa a nuestro cuerpo de que está sufriendo algún tipo de daño. Hay situaciones en las que el dolor no termina cuando se resuelve la causa que lo origina sino que persiste en el tiempo impactando negativamente en nuestra calidad de vida tanto física como emocional, familiar y laboral. La atención para estos pacientes y, en especial, para los casos más graves y complejos de dolor debe ser integral: “los fármacos para el dolor, la fisioterapia del dolor y la psicología del dolor, la combinación de estas 3 terapias es el abordaje más adecuado para estas personas con dolor crónico y desafortunadamente esto no siempre es posible en el Sistema Nacional de Salud (SNS)”, explica en COPE María Madariaga, presidenta de la Sociedad Española del Dolor (SED).

El tratamiento del dolor crónico arranca en atención primaria y el paciente es derivado después a uno o varios especialistas. Requiere de la actuación de médicos y sanitarios con experiencia en este campo y es importante que el abordaje sea multi disciplinar. Para los dolores de difícil manejo y cuando la medicación no es suficiente o tolerada, existen las Unidades de Dolor, con un enfoque más específico. Incluso con todos estos recursos Madariaga reconoce que “sigue habiendo muchas dudas sobre cual es el origen real del dolor de un montón de cuadros de dolor crónico que atendemos en consulta. Cualquier dolor crónico es difícil de resolver y muchos no se resuelven. Lo que hacemos es mantener a los pacientes en el tiempo de forma aceptable y que ese sufrimiento no se lleve por delante a la persona ni acabe con su plan vital. Generalmente los dolores que resolvemos son agudos o subagudos, dolores provocados por lesiones que no son completas y muchas veces el dolor crónico sigue sin resolver”.

 Nuevas estrategias esperanzadoras frente al dolor crónico  

Pese al desconocimiento que existe aún hoy sobre el dolor crónico, en la SED abogan por hacer todo lo posible por determinar su origen, en luchar y seguir indagando con pruebas médicas hasta llegar a un diagnóstico. Consideran que no es posible sufrir dolor sin daño físico pero admiten que es algo indemostrable. Otros enfoques dentro de la medicina y de la fisioterapia apuntan a que el dolor puede producirse en ausencia de daño físico y proponen a los pacientes con dolor crónico un abordaje basado en la educación en neurociencia del dolor y en promover que hagan actividad física, una estrategia seguida con éxito por Mercé tras décadas de sufrimiento y de bajas laborales.

Para el neurólogo Arturo Goicoechea, “el dolor no es igual a daño, el dolor integra componentes de todo tipo y influye mucho las creencias y expectativas que cada organismo ha ido generando. Ante esto nosotros, no damos pautas ni terapias sino información y conocimiento para habilitar al paciente a que él mismo, con acompañamiento profesional, pueda interpretar y afrontar el dolor de otra manera”. Afirma que “ese dolor que resulta de una atribución incorrecta de amenaza que se puede modificar. Explicamos para ello cuál es la biología del dolor, qué es una neurona o cómo el organismo alerta al cerebro con sus sensores. Hemos demostrado que esto funciona ya que redunda para estos pacientes en menos dolor, menos catastrofismo, menos vigilancia, menos sensibilización y más vida normal”.

Según señala el autor de “el dolor crónico no es para siempre”, “afortunadamente empieza a haber cada vez un mayor número de propuestas tanto desde la sanidad pública como también desde la privada con este cambio de paradigma”. Algunos ensayos clínicos llevados a cabo en centros de Salud de Castilla León y del País Vasco han demostrado una clara mejora en pacientes con migraña, fibromialgia y dolor crónico de espalda con este tipo de abordaje.

Goicoechea acaba de publicar “tu cuerpo habla, un libro sobre los mitos, sesgos y falacias sobre la autopercepción de la salud y la enfermedad” y lleva varias décadas investigando en esta línea. La misma que defiende la especialista en Medicina Familiar Elena Giménez Gironda, quien el mes pasado presentó la guía para pacientes ¿por qué sigue doliendo? con el aval de la Sociedad Andaluza de Medicina Familiar y Comunitaria https://www.samfyc.es/.

En él explica tanto los miedos de quienes tienen dolor crónico y, como Goicoechea, defiende la educación terapéutica de los pacientes en la ciencia del dolor como y la recuperación de la actividad física. Considera imprescindible que los pacientes conozcan cómo funciona el dolor, cómo se percibe, los tipos de dolor que podemos experimentar y su impacto en nosotros. Proponen reaprender a moverse, una rehabilitación progresiva y los fármacos como complemento. A este enfoque se aferró con éxito Mercé “estaba tan desesperada que pensé que no tenía nada que perder y lo probé como antes todo lo anterior. Interiorizar ese conocimiento y procesarlo en el cerebro y el corazón me ha cambiado la vida”.

Cualquiera que sea la estrategia, todos los profesionales de la salud especializados en este campo están de acuerdo en tomarse muy en serio el dolor de sus pacientes; en escuchar tanto lo que sienten como todo lo que les ha podido llevar hasta ese punto y en la necesidad de un abordaje y de un acompañamiento a cargo de expertos y centrada en mejorar la calidad de vida de estas personas. No dejarles solos y alejar cualquier culpabilidad que puedan sentir ante su sufrimiento. Que conozcan cómo funciona el dolor o más particularmente su dolor es, subrayan, un plus importante.

Herrera en COPE

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Con Carlos Herrera

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