¿Qué tragedia se esconde tras los ramos de flores de los campeones olímpicos?

El undécimo día de los Juegos Olímpicos de Tokio 2021, todo un ‘supermartes’ marcado en rojo en el calendario de la delegación española, puede convertirse en una jornada deportiva realmente jubilosa para nuestro deporte si conseguimos materializar las posibilidades de engordar nuestro medallero.

De momento ya hemos sumado dos medallas más: una de plata, la conseguida por Teresa Portela en el K1 200 metros tras una carrera muy ajustada; y la segunda de bronce, en la clase Finn cosechada por Joan Cardona. De este modo, España suma ya nueve medallas en estos Juegos marcados por la pandemia de la covid-19.

Conseguir una medalla es para todos nuestros deportistas olímpicos el sueño definitivo que les sostiene durante sus arduas carreras con la energía y la constancia que se traducen en cardinales para alcanzar la gloria.

Una medalla que en los Juegos Olímpicos de Tokio 2021 viene aderezada con un ramo de flores que ha despertado el interés de muchos fieles aficionados a la cita olímpica y de los que se repartirán más de 5 mil ejemplares tanto en estos Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio. Los ramos Olímpicos miden cerca de 17 cm de diámetro y 28 cm de altura, y, para hacer que las flores duren el mayor tiempo posible, en el tallo llevan una bolsa con agua en gel. Con suficiente agua para absorber, las flores permanecerán frescas por más tiempo.

Pero, ¿qué significado tiene este ramo de flores para un país que ha sufrido en una década la catástrofe que supuso el terremoto y tsunami de 2011 y la pandemia mundial por el coronavirus?

Tres flores que reflejan las oraciones de la población por la reconstrucción

Estas flores que conforman un ramo con un alto nivel sentimental en el país nipón se han cultivado en tres zonas distintas del noreste de Japón, fuertemente afectadas por la catástrofe que supuso el terremoto y el tsunami de 2011. Un desastre natural que acabó con la vida de cerca de 20 mil personas y que provocó la fusión de tres de los reactores de la planta nuclear de Fukushima, revolucionando para siempre las posibilidades de vida en la zona.

Girasoles amarillos, eustomas blancas y moradas, sellos de Salomón, genancias azules y aspidistras verdes componen por tanto estos ramos.

Los primeros, los más abundantes en la composición floral que acompaña en la entrega de medallas a los campeones olímpicos, proceden de la región de Miyagi, en la isla Honshu. Unos girasoles amarillos que fueron plantados en la colina a la que decenas de chicos habían acudido a buscar resguardo del gran tsunami. Tras la catástrofe, los padres que perdieron a sus hijos durante este intento desesperado por salvar la vida, regresaron al lugar para envolverlo con un manto amarillo de girasoles en su memoria. Este gesto se convirtió en tradición y cada año se repetía esta plantación multitudinaria.

Las eustomas blancas y moradas, junto con los sellos de Salomón, tienen su vinculación con la zona de Fukushima. Con esta iniciativa, los organizadores de los Juegos Olímpicos de Tokio 2021 perseguían la idea de reactivar la economía local, especialmente al sector de la agricultura, que se vio muy afectado tras la catástrofe nuclear.

De Iwate, ubicada en la región de Tohoku sobre la isla de Honshu, proceden las gencianas, una pequeña flor azul que posee una intensa luminosidad y que representa a esta zona costera que fue gravemente golpeada por las olas del tsunami.

Por último, las verdosas aspidistras representan a la ciudad de Tokio, sede de unos Juegos Olímpicos cuya memoria quedará para siempre marcada por el recuerdo a las víctimas tanto del terremoto y del tsunami de 2011, como por aquellas que fallecieron antes de ver completada una cita olímpica que se vio en jaque por la pandemia de la covid-19.