¿Por qué nos damos la mano al saludarnos?

El origen del apretón de manos proviene tanto de una mala interpretación cultural como del miedo

¿Por qué nos damos la mano al saludarnos?

Paco Delgado

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Lo habitual cuando dos personas se encuentran de manera formal o dentro de un protocolo formal es estrecharse las manos. Es algo que rara vez nos paramos a pensar las razones detrás de ello, pero es algo que tiene un origen relativo aunque tremendamente curioso. En occidente, el origen se encuentra en los primeros años de la Grecia Antigua. Cuando dos ciudadanos se encontraban en mitad del campo, era costumbre desenvainar la espada en muestra de preparación para una posible batalla. Si ninguno de los dos hombres tenía intención de atacar al otro vuelven a envainar el arma y agarraban por la muñeca contraria al contrincante.

¿Por qué nos damos la mano al saludarnos?

Un gesto que derivaría en agarrar la mano, pero que comenzó con la muñeca con la intención de que ninguno de los dos se lo pensara dos veces para volver a empuñar la daga. Un hábito que fue evolucionando con los años hasta sellar “pactos de hospitalidad” durante la época del Imperio Romano, sirviendo para sellar acuerdos comerciales. Aunque este fue el primer atisba de utilizar el apretón de manos como algo cordial, en la Edad Media los ciudadanos de Occidente volvieron a sus orígenes de inseguridad y desconfianza: se estrechaban la mano para que ninguno acudiera a desenvainar su arma.

Las armas fueron cada vez más sofisticadas, pero el apretón de manos seguía teniendo el mismo propósito. Con la llegada de las armas de fuego y las pistolas, la gente se daba la mano del lado donde estaba enfundado el revólver, para asegurarse de dos cosas: que no echaran mano al arma y que la mano estuviera visiblemente vacía.

MISTERIOSOS ORÍGENES ORIENTALES

¿Por qué nos damos la mano al saludarnos?

Aunque el factor de pacto comercial es exclusivo de occidente, los rumores sitúan el origen del estrechón de manos hace 4 mil años en Babilonia. Era costumbre que en Año Nuevo el rey babilónico acudía a la estatua de Marduk para dar la mano a la figura en símbolo de traspaso de poder.

Tras la conquista de los Asirios, el rey conquistador, Shalmanese III, malinterpretó el ritual del entonces monarca babilónico y entendió que era costumbre saludarse estrechando la mano. Con la intención de que nadie de los conquistados se rebelase, Shalmaneses mantuvo la tradición y así la trasladaron los asirios hasta Medio Oriente.

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