BILBAO

Épica, compromiso y toreo de Roca Rey para conquistar Bilbao

Tres orejas, una terrible cogida y una actitud de primera figura del toreo le abren la Puerta Grande de Bilbao al peruano.

Momento de la cogida sufrida por Andrés Roca Rey este jueves en Bilbao

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

5 min lectura

Bilbao volvió a parecerse este jueves al Bilbao conocido. Por fin Vista Alegre vio como sus tendidos casi se llenaban con una nutrida presencia de aficionados al reclamo de la primera presencia de Roca Rey en estas Corridas Generales. Negar el tirón taquillero del peruano sería de necios. Y negar la condición de primera figura a Roca Rey después de la tarde de hoy, sería de aún más necios.

Porque este jueves, Andrés ha conquistado Bilbao tras jugarse la vida sin trampa ni cartón. Ser y estar en figura. Así ha sido la actuación del joven diestro en Vista Alegre.

Primero con un sobrero de Victoriano del Río que resultó brusco y complicado con el que Andrés se la jugó a carta cabal. Desde los estatuarios de inicio. Derecho como una vela, sin inmutarse ante los parones del toro y con dos pases de pecho mirando al tendido, que bullía ya ante la apuesta del peruano. A derechas primero, con firmeza y obligando siempre por abajo al toro. Y después, tragando al natural. Se venía siempre por dentro el toro y no se aliviaba el torero. La emoción presidía el conjunto, que se movía siempre en la delgada línea que separa el salir ileso de ser volteado en cada muletazo. Y esa voltereta llegó al intentar pasarse al toro por la espalda. Terrible la violencia del toro, que se pasó a Roca Rey de un pitón a otro de un certero derrote. El pitón pareció entrar por la zona lumbar. El torero se levantó con el rostro marcado por el topetazo contra la arena de Vista Alegre. Tras reponerse, volvió a la cara del toro sin chaquetilla para epilogar la faena por manoletinas y enterrar la espada hasta las cintas. Se pidieron las dos orejas. Se concedió una de un peso descomunal. Las cosas de Matías.

Tras pasar por la enfermería, las noticias que salían de ella fueron contradictorias. Tras unos minutos de dudas, Andrés salió de nuevo con el traje completo para mostrar su condición de figura y lidiar al sexto. Visiblemente dolorido aún, no dudó en hincarse de rodillas para iniciar la faena. Se le vino el toro, que le arrebató la muleta y le persiguió rumbo a tablas. Milagroso el quite de Paco Algaba cuando se presentía el atropello. Volvió a incorporarse para dejar dos tandas en redondo donde templó y se dejó ir. Al natural, un nuevo sobresalto al barrerle con las patas traseras el toro. Sin un gesto de más, Roca Rey dejó la mejor tanda por el pitón derecho, donde enganchó mi adelante al toro y lo llevó más allá de la cadera con gusto y reposo. Reunión y expresión a partes iguales. Y un estoconazo en la que tuvo que exponer mucho al quedarse parado el toro. Esta vez, el doble moquero asomó sin dudas desde el palco. La emoción prendió los tendidos durante la emotiva vuelta al ruedo de Roca Rey.

También gustó, y mucho, la faena de El Juli con el cuarto, que llegó al tercio de muleta sin definirse y al que el madrileño le hizo romper a embestir por los dos pitones. Más exigente el torero por el izquierdo y más agradecido el toro también por ese pitón. Bajo la lluvia, Julián se metió en el bolsillo al toro y al público. El fondo que tenía el de Victoriano, se lo acabó sacando Juli. Pero el fallo con la espada y el descabello, algo ya más que habitual este año, se llevó el premio.

Antes, el alto y zancudo primero que abrió plaza fue un animal poco castigado en varas y que un inicio de faena de El Juli sacándoselo más allá del tercio, se movió de forma tan noble como cansina. No había fondo de casta. Al igual que ayer, volvimos a ver la versión estajanovista y técnica de Julián en un trasteo que nunca alcanzó grandes cotas artísticas. Media trasera saliéndose de la suerte dejó todo en una ovación desde el tercio. Muy cariñoso todo.

Un buen toro resultó el segundo de Victoriano. Un astado encastado que embistió con nobleza, humillación y ritmo. Lo quiso cuidar José María Manzanares en el caballo y cuando quiso ponerse con la muleta, aquello no fluyó. Solo una primera tanda a derechas más ligada y reunida dio paso después a varias más en las que a Manzanares pareció faltarle el aire. Lejos estuvo de cuajarlo de verdad y todo quedó en detalles sueltos. La estocada, arriba eso sí, tumbó al toro. Se ovacionó con fuerza y justeza al toro del hierro madrileño en el arrastre. Menos intensidad tuvo la ovación que saludó el alicantino.

El castaño cuarto sacó también casta y exigencia en la muleta de un Manzanares al que se vio de nuevo sin fuelle y firmeza de piernas. Todo fue un querer y no poder en temple y sitio.

Madrid, jueves 25 de agosto de 2022. 5ª de Feria. Tres cuartos largos.

Toros de

, bien presentados aunque de desiguales hechuras. Corrida encastada y exigente. Destacó el notable segundo por su nobleza, clase y ritmo. También tuvieron fondo de nobleza el cuarto y sexto.

El Juli, saludos tras aviso y saludos tras aviso.

José María Manzanares, saludos tras aviso y saludos.

Roca Rey, oreja con petición de la segunda y dos orejas.

Parte médico: Roca Rey fue atendido en la enfermería de "politraumatismos en frente y pómulo derecho, muñeca y rodilla izquierdas y un varetazo en región lumbar con aparente rotura fibrilar de 3 centímetros, de pronóstico leve".

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