20ª SAN ISIDRO
El momento de Daniel Luque entre el aguacero y un nuevo fracaso de Alcurrucén
El torero sevillano firma los momentos más destacados en un nuevo fracaso ganadero del hierro de Alcurrucén.
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Se abrieron los cielos de Madrid mediada la tarde. Se cirnió la noche sobre la capital de las Españas y los aficionados se cruzaban llamadas para comprobar si el ruedo de Las Ventas iba a aguantar tremendo chaparrón. Aguantó. Minutos antes de tranzarse el paseíllo se apaciguaron las lenguas de agua sobre la calle Alcalá.
Volvía Alcurrucén y volvió a patinar. No por el estado del piso de plaza, si no por la falta de casta y empuje de sus toros. Dos corridas, dos fracasos.
El primero de los hermanos Lozano no estuvo sobrado de nada. Ni de presentación, ni de casta, ni de fortaleza. Diego Urdiales intentó cuidarlo en los primeros tercios y en el prólogo muleteril. Hubo algún muletazo de bello trazo, pero carente de emoción por la condición del toro. Todo se vino abajo como el de Alcurrucén, que se echó tras un pase de pecho y costó un mundo incorporarlo. Tuvo mérito el espadazo del riojano porque se tuvo que tirar encima ante la nula capacidad del toro de Alcurrucén por mover su anatomía.
El cuarto, frenado y de pocas opciones en el último tercio, no permitió el lucimiento del arnadano, que tiró por la calle de enmedio con prontitud.
Talavante tuvo enfrente como primero de su lote un animal desbravado con el que poco dijo y poco quiso el extremeño.
El quinto, engatillado de cuerna y con disparo en su embestida, permitió a Talavante un inicio de faena explosivo de rodillas. Firme y asentado, el extremeño tiró con temple y expresión de unas embestidas que fueron en intensidad decreciente. Como la faena de Talavante, que se fue diluyendo entre el aguacero que a esa hora caía sobre el ruedo de Las Ventas.
No entraba por los ojos el tercero, basto de hechuras y de poco cuello. Le hizo romper hacia adelante un poderoso inicio de faena de un Daniel Luque en estado de gracia que vio pronto las cualidades del toro. Muy centrado y acinturado, el sevillano fue desgranando tandas de creciente belleza. El buen embroque de Luque tenía eco en los tendidos. Ligazón y encaje para levantar un trasteo que terminó en las distancias cortas y un final por luquesinas que puso al público en pie. Media estocada que necesitó de un golpe de descabello enfriaron una petición que no llegó a mayoritaria. El de Gerena saludó una fuerte ovación desde el tercio.
El feo sexto iba y venía sin decir nada aparentemente. Solo Luque confiaba en un fondo de nobleza que terminó sacó el toro. Asentado, tirando de las poco humilladoras y desentendidias embestidas del toro de la P y la L. Volvió a meterse entre los pitones para apurar unas embestidas cada vez menos pujantes. Lo cazó de una gran estocada en toda la yema de la que salió el toro rodado. Una de las estocadas de la feria. Se pidió de nuevo la oreja y de nuevo el palco se hizo el sueco. La vuelta al ruedo final tuvo sabor a premio del conjunto de una tarde muy seria de Luque.
Madrid, jueves 1 de junio de 2023. 20ª de Feria. Lleno aparente (22.978 espectadores según la empresa)
Toros de
, muy desiguales de presentación y hechuras. Conjunto muy bajo de casta. Destacó la nobleza del tercero.
Diego Urdiales, silencio tras aviso y silencio.
Alejandro Talavante, silencio y saludos tras aviso.
Daniel Luque, saludos tras petición y aviso y vuelta tras petición.