MELILLA
Talavante, De Justo y Caballero, a hombros en una Melilla volcada con la Fiesta
Entretenida tarde de toros en La Mezquita del Toreo con los tres toreros a hombros y un gran ambiente en los tendidos.
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Melilla tenía ganas y hambre de toros. Y así se demostró este miércoles en el festejo con el que celebró sus fiestas en honor a la Virgen de la Victoria. Casi se llenaron los tendidos del coso melillense al reclamo de dos figuras del toreo y un diestro acogido casi como local tras su últimos triunfos en este coso. Alejandro Talavante, Emilio de Justo y Gonzalo Caballero abrieron una puerta grande en un festejo entretenido.
Abrió plaza el mejor toro del encierro parcheado de La Palmosilla. Un ejemplar de notable nobleza, clase y humillación en sus embestidas. Talavante comenzó su faena de rodillas y después toreó con tersura al natural, por donde dejó muletazos al ralentí. Trasteo medida en el que amarró el triunfo y las dos orejas tras una gran estocada.
El cuarto de Álvaro Núñez no tuvo las mismas prestaciones y Talavante se justificó con una faena tesonera que no tuvo igual refrendo con la espada.
Emilio de Justo, con el peor lote de la corrida, tiró de recursos y de su buen estado de forma para levantar dos largos trasteos en los que poco a poco fue conduciendo con mando las desclasadas embestidas de sus ejemplares de Álvaro Núñez y La Palmosilla respectivamente. A ambos los tumbó de sendos estoconazos y a ambos les cortó una oreja.
Gonzalo Caballero tuvo enfrente un primer toro de Álvaro Núñez exigente que desparramó mucho la vista en los primeros tercios. Pero cuando se quedaron solos toro y torero, el primero rompió a embestir con buen son por el pitón derecho. Trasteo serio, bien estructurado en el que hubo muletazos en redondo de relantizada velocidad. Con el triunfo casi en el bolsillo, el fallo a espadas se llevó el posible premio.
Se resarció el madrileño con el voluminoso sexto de La Palmosilla, que sacó movilidad y al que toreó con limpieza y encaje por ambos pitones. Actuación convicente de Caballero, que esta vez sí manejó con acierto la espada antes de pasar el doble trofeo.