1ª KILÓMETRO CERO
Vuelta para Serrano y Cuartero en un inicio negado a espadas en Vistalegre
Álvaro Serrano y Javier Cuartero dejaron una grata imagen aunque se dejaron los premios por fallar con los aceros.
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Abrió plaza un eral de El Retamar de alegre y humillada embestida con el que Álvaro Serrano se mostró firme y con el oficio aprendido. Destacó en el toreo al natural. Pinchó antes de la estocada y el palco le negó una oreja pedida por los tendidos. Dio una vuelta al ruedo.
Pepe Burdiel dejó patente su evolución ante un buen ejemplar de El Retamar. El alumno de la Escuela Yiyo toreó con largura y ligazón por ambos pitones. Pero el mal uso del descabello le alejó de tocar pelo.
El tercero de Cerro Longo no estuvo sobrado de fuerzas tanto en los primeros tercios como en el inicio de faena de Simón Andreu. El valenciano supo templar y sostener las embestidas de su oponente para después dejar muestras de su empaque y gusto en el manejo de la franela. Pero todo lo emborronó con la espada.
Andreo Sánchez fue todo ganas y disposición. Se fue al centro del ruedo para recibir a su novillo con la una larga cambiada y en el mismo sitio inició su faena de muleta con un pase cambiado por la espalda de rodillas. Su falta de oficio lo suplió el alumno de la Escuela de Valdemorillo con arrojo y valor. También estuvo errático con la espada.
Gustó, y mucho, el desparpajo y la puesta en escena del alicantino Javier Cuartero. Aprovechó las buenas embestidas del eral de Cerro Longo para dejar tandas ligadas y de trazo limpio por ambos pitones. Llegó mucho al tendido y bordó los de pecho. Pero tras una estocada, se le hizo de noche con el descabello y lo que iba camino de premio se quedó en una vuelta al ruedo de consolación.
Cerró el festejo Miguel Delgado, de la Escuela de Colmenar Viejo, que se las vio con un ejemplar de mucha movilidad de El Retamar.
El venezolano firmó pasajes bien conjuntados junto a otros más amontonados. Al igual que todos sus compañeros estuvo negado con los aceros y acabó escuchando los tres avisos tras eternizarse con el descabello.