Manchas blancas en las uñas: Atento porque te pueden avisar de un problema de salud

Al igual que nuestro cabello, las uñas pueden contarnos muchas cosas de nuestra salud en general

Manchas blancas en las uñas. Archivo

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

6 min lectura

Si hay algo que vemos a diario y observamos sus cambios de apariencia, son las uñas. En la mayoría de casos no solemos darles mayor importancia, pero debemos tener en cuenta que estas variaciones pueden avisarnos de que algo en nuestro cuerpo no está funcionando como debiera.

Las uñas por lo general tienen un color uniforme y liso, con lo que alteraciones en su forma o en su color pueden advertirnos de algún problema más allá de la propia uña.

Sin embargo, no debemos alarmarnos ante cualquier cambio que se presente en ellas. Por ejemplo, la humedad excesiva o la exposición prolongada a productos químicos (esmaltes, productos de limpieza...) pueden explicar algunas variaciones como las uñas débiles y quebradizas.

"Las uñas dicen mucho de nuestra salud. En muchas ocasiones, incrementar la ingesta de vitaminas y minerales soluciona el problema, al igual que mantener las manos bien hidratadas y protegidas de productos químicos y de la humedad excesiva. En cambio, en otras situaciones, nos están avisando de que algo falla en el organismo. Alteraciones sutiles, como la aparición de hoyos o estrías, pueden darnos mucha ventaja en el diagnóstico precoz de alguna dolencia grave", explica Carmen Desmonts Salazar, farmacéutica de DosFarma, que destaca la importancia de saber cuándo un cambio en las uñas nos está indicando que es hora de visitar al médico.

Uno de los cambios en la uña más frecuentes son las manchas blancas. "Pueden ser un indicativo de micosis y en ese caso puede representar un problema", señala a COPE el doctor Eloy Bustamante, médico de la clínica beOne facial, que advierte que es frecuente en personas que trabajan con las manos y en sitios húmedos, incluso con guantes. En este caso "hay que realizar un tratamiento con gel o algún tipo de loción tópica que trate el agente que está causando la micosis".

También pueden darse como "consecuencia de un traumatismo". "Si hay un golpe, la parte del tejido conectivo que está debajo de la uña se traumatiza, primero se pone blanquecina y luego negra hasta que se finalmente se cae o se renueva con tejido sano. En ese caso sería parte del proceso normal de cicatrización" de la lesión.

Cuando son pequeñas, añaden los expertos de DosFarma, suelen ser totalmente inocuas y además de que puedan haber aparecido por un traumatismo, también pueden darse ante la falta de algún nutriente, como el zinc o por psoriasis, una enfermedad crónica que afecta a la piel y produce descamaciones y enrojecimiento. Cerca de la mitad de las personas que sufre esta enfermedad tiene también psoriasis ungueal, es decir, en las uñas.

Pero además, las uñas nos pueden avisar de otros problemas de salud, según explican desde DosFarma:

Uñas curvadas, con forma de cuchara

Ocurre cuando los bordes de la se curvan hacia arriba, hasta el punto de que queda el centro más hundido, semejante a la forma de una cuchara. Esta alteración se debe a varios factores, como el déficit de hierro o la anemia. A su vez, puede ser un síntoma de algunas enfermedades renales, hepáticas o relacionadas con la tiroides. Un ejemplo es la hemocromatosis, una dolencia por la que el cuerpo absorbe demasiado hierro de los alimentos.

Líneas de Beau

Son surcos o hendiduras que cruzan la uña de lado a lado. Se producen porque, por algún motivo, se ha interrumpido el crecimiento de la uña (por ejemplo, un golpe fuerte en el dedo). Pueden aparecer en los casos de diabetes, especialmente cuando la enfermedad no está bien controlada.

Uñas de Terry

Esta alteración supone que la uña se vuelve de un color blanco opaco, salvo por una pequeña línea de rosada o marrón en la punta. Aparecen en casos de diabetes mal controladas o por enfermedades del hígado o los riñones.

Uñas amarillas

Se deben a múltiples motivos, como el uso excesivo de cosméticos o esmaltes, aunque también pueden esconder algún problema de salud. Por ejemplo, las infecciones de hongos producen cambios en el color, la textura y la forma. Del mismo modo, las enfermedades pulmonares también pueden tener este síntoma.

Acropaquía

Ocurre cuando las puntas de los dedos se ensanchan y las uñas se curvan alrededor, haciendo una forma semicircular. Son un símbolo de enfermedades del hígado o los riñones, aunque también aparecen en personas con sida.

Uñas punteadas

Aparecen surcos, similares a pequeñas marcas de un punzón. Son frecuentes en las personas con psoriasis, a quienes les aparecen pequeños hoyos o, incluso, se les separa parte de la uña del dedo.

Hemorragias lineales subungueales

Son pequeñas hemorragias en forma de líneas rojas y delgadas que se extienden en la dirección en la que crece la uña. Las causan algunas infecciones relacionadas con el corazón, como la endocarditis o la vasculitis.

Dedos hipocráticos

Se trata de una alteración que, entre otras cosas, hace que la uña se curve hacia abajo. Se relaciona con dolencias que afectan a la cantidad de oxígeno en la sangre; por ejemplo, el cáncer de pulmón.

Uñas quebradizas

Se trata de uno de los problemas más frecuentes en las uñas y hay múltiples motivos por los que se vuelven débiles y se rompen con facilidad. En muchos casos, se debe a factores externos fáciles de solucionar o evitar. Son uno de los problemas más frecuentes y que, por suerte, se arregla con cierta facilidad.

CÓMO REFORZARLAS

Llevarlas cortas

Cuanto más largas estén, más probabilidades hay de que se rompan o resquebrajen, especialmente si no están lo bastante fuertes. Además, las uñas largas promueven que se acumulen microorganismos bajo ellas y generen una infección.

Una dieta rica en vitaminas y minerales

Ya hemos comentado la importancia del zinc (presente en el hígado, las carnes rojas o las avellanas) y el hierro (en mariscos, espinacas y carnes rojas). También son necesarias la vitamina C (brócoli, pimiento rojo, kiwi, naranja...), la vitamina D (luz solar) y la vitamina E. Esta última es un potente antioxidante que se encuentra en las almendras, las avellanas, las hortalizas de hoja verde o los aceites vegetales.

Si es necesario, se puede aumentar la ingesta de estos nutrientes mediante algún suplemento o complemento alimenticio, para así facilitar la toma necesaria para recuperar la salud de las uñas.

No abusar de los esmaltes

Las manicuras permanentes no tienen por qué afectar a las uñas, solo si se hacen con productos de mala calidad. En ese caso, sus componentes químicos dificultan la creación natural de la queratina. Si se nota que se abren en capas o se doblan, lo mejor es evitar esos productos y descansar algunas semanas hasta que recuperen la fortaleza.

No utilizar productos químicos sin protección

Lejías, detergentes, acetona... Todos estos productos debilitan las uñas si se utilizan con regularidad. Quienes trabajen habitualmente con algún elemento químico agresivo deben utilizar guantes.

Evitar la humedad excesiva

Mantener las uñas limpias y secas es una de las claves para conservarlas fuertes y sanas. Un exceso de agua deteriora la cutícula y la lámina ungueal (la superficie rosa) y las va resecando. Además, la humedad facilita la aparición de hongos y bacterias. Por ello, lo recomendable es dejar que las manos respiren periódicamente y no abusar de los guantes y los calcetines, sobre todo si pasamos tiempo en ambientes húmedos.

Igualmente, este consejo se debe tener en cuenta también a la hora de lavar las manos y los pies. Siempre debemos secarlos muy bien para evitar que quede humedad.

Mantener una hidratación adecuada

Utilizar una crema hidratante de manos ayudará a fortalecer las uñas, al tiempo que las endurecerá, suavizará las cutículas y las mantendrá sanas. Este paso es aún más importante en los meses más fríos, ya que las bajas temperaturas resecan mucho la piel.

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