El error que cometes al cortar la cebolla y que provoca que llores siempre: muy fácil de evitar

Cualquier persona que haya cocinado alguna vez en su vida muy probablemente haya tenido que utilizar una cebolla. Un alimento que combina bien en una gran cantidad de platos, pero que en su preparación plantea varios problemas para el cocinero como el mal olor en las manos o en la ropa y, sobre todo, los lloros.

Las cebollas emiten unas moléculas al cortarlas que se introducen en las mucosas nasales y las irrita. Esta sustancia es la alinasa, que contiene moléculas de propanotial que causa que las personas lloren. El alcance de estas moléculas es pequeño, menos de un metro, pero lo suficiente como para que el cocinero sufra los lloros que provoca este bulbo subterráneo. Esta irritación produce que lloren los ojos y que en ocasiones pueda llegar a obligar a la persona a alejarse de la cebolla, por lo que conviene conocer qué trucos seguir para evitar esta situación.

Una de las partes de la cebolla que contiene más cantidad de esta sustancia es el bulbo interior, por lo que muchos cocineros recomiendan prescindir de esta para minimizar las partículas que se emiten.

Las moléculas se liberan al romper las capas. Por ello, resulta clave realizar el corte con un cuchillo muy afilado para reducir el número de capas que se rompen en cada corte. La técnica y una adecuada tabla también serán dos factores fundamentales para evitar que aparezcan los lloros. Además, conviene colocar la cebolla más adelante para que la emisión de estas moléculas no suba directamente hacia la cara, sino que se eleve por delante.

Uno de los trucos más sonados es hacerlo con gafas de bucear, pero al margen de lo incómodo que resulta, en ocasiones estas no cubren la nariz, por lo que tampoco resulta útil.

¿Qué consejos seguir para no llorar cortando cebollas?

Desde COPE.es te traemos una serie de trucos para que no dejes de consumir este rico alimento que aporta numerosos beneficios a nuestro organismo. Hay quienes mojan el cuchillo en vinagre para evitar que se produzca la emisión de esta sustancia, aunque hay que tener en cuenta que esto añadirá sabor a la comida. En este sentido, una solución algo menos efectiva, pero que no añade sabor, es mojar repetidas veces la cebolla y el cuchillo en agua para que las moléculas que causan los lloros desaparezcan.

Una de las claves para que esta sustancia no llegue a los ojos del cocinero es mantener la temperatura de la cebolla fría, así el gas es menos ligero y no llega a la altura de la cara. Para ello, es recomendable meter en el congelador el alimento durante unos minutos o una hora en el frigorífico.

Para evitar la emisión total de esta sustancia se puede cortar la cebolla dentro de un barreño con agua. Así se evita que la persona llore, pero es bastante menos práctico.

Por otro lado, encender una vela junto a la zona en la que se corta la cebolla o encender la campana extractora de humor harán que estas moléculas sean absorbidas.