Los cinco alimentos con los que te equivocas al guardarlos en tu nevera: pierden sabor y aroma

Almacenarlos en el frigorífico es habitual en las casas españolas, pero la realidad es que los disfrutarías más si los conservas a temperatura ambiente

Una nevera

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

El ritmo de vida de los españoles pocas veces permite pensar en si están haciendo bien las cosas en la cocina. Las familias están acostumbradas a hacer compras semanales y lo habitual es que, una vez llega la comida a casa, todo vaya a la nevera o despensa particular. Hay algunos alimentos que aparecen en la fotografía ideal de cualquier frigorífico, pero la realidad es que no deberían de almacenarse en el electrodoméstico.

Nos hace la vida mucho más fácil, pero no es la solución para la conservación de todos los alimentos si queremos disfrutarlos plenamente. Su origen se remonta a 1755, cuando el escocés William Cullen diseñó un aparato completamente mecánico que, al accionar una bomba de vacío, era capaz de robar calor de los alrededores, enfriando el interior de la cámara.

Es lógico que cualquiera piense que el mejor lugar para conservar los alimentos es en frío. En la nevera se reduce la velocidad de las reacciones químicas, lo que ralentiza el desarrollo de patógenos que son, a fin de cuentas, los que estropean la comida. La cuestión es que a veces esas reacciones son positivas para la calidad del producto, así como las bajas temperaturas la empeoran.

Entre los alimentos sobre los que se desaconseja su presencia en el frigorífico hay cinco que destacan. Seguramente los tengas en tu frigorífico en este momento y te darás cuenta de que estás cometiendo un error si quieres disfrutar de todo su sabor.

Los tomates

Son frutas y son perecederos, pero no son los que más rápido se pudren. Los tomates pierden sus propiedades a bajas temperaturas. El frío modifica su proceso de maduración y altera su aroma, así como su sabor. En un estudio de 2016, se pusieron varios maduros en el frigorífico durante siete días. Unos voluntarios los comieron y calificaron el sabor como menos sabroso que los frescos.

Las salsas

Es habitual verlas en el frigorífico, pero este alimento contiene tanta sal y conservantes artificiales que la proliferación de bacterias en su interior a temperatura ambiente es extraordinariamente difícil. En realidad todo depende de si nos gustan más frías o del tiempo, porque no existen razones para conservarlas en la nevera. Esto sucede en todos los casos excepto el de la mayonesa casera, que no debe abandonar nunca el electrodoméstico.

El jamón

Puede mantenerse en refrigeración, pero cuanto más tardemos en consumirlo veremos que las cualidades van mermando. El jamón serrano pierde su aroma y su sabor tan característico a temperaturas bajas. Aún así, tiene un pero. Si es cortado a cuchillo, lo óptimo es consumirlo en el momento. Cuando es comprado en charcutería, sí que se recomienda meterlo en la nevera y sacarlo 10 minutos antes de comerlo.

La mantequilla

Aunque es un lácteo, las bacterias tienen más dificultad de aparecer en este alimento. Se diferencia de la leche en que la primera es mayormente agua y la segunda es sobre todo grasa, aunque es la sal la que provoca ese efecto. El cloruro sódico también es un conservante y, uniéndolo al efecto de los lípidos, su conservación debería ser absoluta. No es necesario que esté en la nevera.

El chocolate

Si comes este dulce después de sacarlo de la nevera te estás perdiendo parte del placer que provoca la degustación de una buena porción. Seguro que alguna vez has observado que éste tenía una especie de capa blanquecina y has notado que su sabor no era tan intenso. El frío empeora el chocolate. Eso sí, para su conservación óptima hay que alejarlo de la luz.

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