Sin azúcar y sin aceite: así puedes hacer esta Semana Santa las torrijas más sanas que controlan tu colesterol

Todos podemos hacerlo en casa y es una receta mucho más saludable, que te explicamos paso a paso

Sin azúcar y sin aceite: así puedes hacer esta Semana Santa las torrijas más sanas

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Si eres de los que esta Semana Santa ha optado por pasar unos días fuera de tu ciudad y aprovechando este tiempo libre de reflexión para hacer otros planes, este artículo es para ti. Y es que seguro que entre esos planes, incluso aunque te quedes en casa, incluyen comer y probar recetas diferentes.

Ya sea en restaurantes o en tu casa, seguro que te apetece comer y probar cosas que, normalmente, no comes. Y si hay algo típico de Semana Santa, es su gastronomía. Tenemos la suerte de que aquí en España es muy rica y muy variada y, especialmente en los días de ayuno y abstinencia, podemos tener opciones muy saludables.

Te hablamos de los guisos y potajes, por ejemplo, sopas de ajo, pestiños, leche frita o torrijas. Este último postre, uno de los más demandados entre los comensales y de los más requeridos para todos los que cocinan o van a restaurantes. Sea como sea, sabes que lo de comer una torrija suele ser algo casi prohibido, por la cantidad de azúcar y grasa que tiene.

Torrijas: cómo y donde debes guardarlas para que duren más tiempo

Por supuesto, una vez al año no hace daño, pero si eres de los que las come durante la Semana Santa, seguro que este artículo te interesa. Porque no tienes por qué renunciar a las torrijas, ya que hay una forma de cocinarlas mucho más sana y sin azúcar ni aceite.

Toma nota, porque esta receta definitiva, que ayudará a que controles el colesterol, la da la tiktoker Vanesa Mora, que explica cómo hacerlas paso a paso.

Así se cocinan, paso a paso, las torrijas más sanas

Los ingredientes, podríamos decir que son los mismos, con la salvedad de que no hay aceite ni azúcar. Tendremos: leche, canela, piel de naranja, 2 huevos y miel.

Así es cómo se preparan paso por paso:

Con estos sencillos pasos, tendrás unas torrijas exquisitas que serán mucho más sanas y más disponibles para comer.

Cómo conservar tus torrijas para que no se echen a perder tras la Semana Santa

Lo primero que tienes que tener en cuenta es la elección del pan. Antiguamente, se utilizaban los chuscos de pan sobrantes del día anterior, pero la receta ha ido evolucionando y los tiempos también. En el mercado puedes encontrar diferentes tipos de pan para, según gustos, elaborar la torrija perfecta. Ya sea con pan del día anterior, pan rústico, pan de hogaza o incluso pan de molde especial torrijas... el resultado, insisto, si sigues con atención unas pautas básicas, será un espectáculo.

Si las mantienes a temperatura ambiente en la despensa, las torrijas pueden aguantar sin problemas 24/48 horas. El secreto está en dejarlas enfriar sobre un papel absorbente para, una vez frías, colocar en un envase, preferiblemente de plástico, una capa de papel absorbente sobre el que pondremos nuestras torrijas, las cubriremos con otra capa de papel y cerraremos herméticamente el envase. Listas para guardar un par de días en nuestra despensa para cuando decidamos hincarle el diente.

Torrijas: Los secretos que debes conocer para conseguir que sea cremosa y deliciosa

Si las guardas en la nevera en un envase hermético te pueden durar tres o cuatro días fácilmente. El proceso es similar al de su almacenamiento en la despensa. Solo tienes que colocar el recipiente en el fondo de la nevera, ya que justo en este lugar recibirán frío constante que ayudarán a su conservación. Una cosa debes tener en cuenta: cuando vayas a consumirlas deja antes que atemperen para disfrutar de todo su sabor y textura.

Hay una tercera opción: congelarlas en un envase de vidrio siguiendo las pautas anteriores. Si no se rompe la cadena de frío, pueden aguantar meses perfectamente.

Un consejo para finalizar. Si te despistas y pasan más días de los recomendados para su consumo, observa que las torrijas tengan un buen aspecto y no estén duras o demasiado resecas, hayan cambiado su color original o no tengan moho en su superficie. Si se da alguno de estos casos, están malas, tíralas y no se te ocurra consumirlas.

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