La sorprendente temperatura que alcanzó Furnace Creek, en California, en 1913
En el Día de la Tierra te contamos alguno de los récords más increíbles de nuestro planeta en cuanto a la meteorología y el clima
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La Tierra: el planeta que nos da la vida y que es, todavía, un gran desconocido. Sabemos que el 86% de las especies que lo habitan todavía están por descubrir y catalogar. Pero, en cuanto a la meteorología y el clima de nuestro planeta... ¿cuánto sabemos al respecto?
Eltiempo.es ha analizado los fenómenos meteorológicos más destacados de la Tierra, aquellos que han batido los récords en los registros.
Extremos de temperatura: récords de calor y frío
La temperatura más alta de nuestra historia, medida a nivel oficial, fue de 56,7ºC en Furnace Creek (California, EE UU), el 10 de julio de 1913. Situado en pleno Valle de la Muerte, este desierto es considerado el punto más bajo de América del Norte.
Si, por el contrario, hablamos de frío, nos tenemos que ir a la base Vostok (Antártida). El 21 de julio de 1983 se midieron nada más y nada menos que -89,2ºC. Este punto se sitúa a 3.420 metros sobre el nivel del mar, en pleno Polo Sur.
Lugares con récord de lluvias en nuestro planeta
La mayor precipitación registrada en un día se dio en Foc-Foc, en la isla francesa de la Reunión, localizada cerca de Madagascar, en el océano Índico. Este lugar está situado a 2.290 metros y se batió el récord entre los días 7 y 8 de enero de 1966, con una precipitación de 1.825 mm en 24 horas, de las cuales 1.144 mm cayeron en solo 12 horas.
Las zonas altas de la isla de la Reunión es uno de los sitios del mundo donde llueve de manera más torrencial, debido a los poco conocidos y estudiados ciclones del Índico sudoccidental.
Mientras que en Cherrapunji (India) ostentan el récord de mayor precipitación registrada en un año, con 26.470 mm. Esta localidad se sitúa en las montañas Khasi, una cordillera que tiene como punto más alto el monte Shillong a 1.990 metros de altitud y orientada de manera paralela al golfo de Bengala. Esta situación genera que muchos de los ciclones tropicales que entran por este golfo acaben dejando lluvias en esta zona. De hecho, es en este macizo montañoso donde encontramos la localidad donde más llueve al año de media en todo el mundo, que es Mawsynram.
¿Y los lugares más secos?
Uno de ellos es Arica (Chile), donde de media llueve 0,76 mm al año, quedándose por debajo de lo que se llama “precipitación apreciable”. Este lugar ubicado en el desierto de Atacama, el lugar más seco del planeta debido a las corrientes frías del océano Pacífico y al efecto orográfico de barrera que genera la cordillera de Los Andes.
El segundo lugar es la Antártida. En la estación del Polo Sur Amundsen-Scott, situada a 2.835 metros de altura, se registran sólo 2 mm al año. Precipitación que, obviamente, es de nieve, pero es tan escasa, debido a las gélidas temperaturas, que hacen muy difícil que se dé cualquier tipo de meteoro. No obstante, muy cerca de este dato, se encuentra el de Wadi Halfa (Sudán), en el Sahara.
El rincón con las rachas de viento más fuertes
El ciclón Olivia nos dejó el 10 de abril de 1996 un registro espectacular, la racha de viento más intensa, llegando a una velocidad de 407,5 km/h. Esta se produjo en la australiana Barrow Island, una isla que se encuentra en el noroeste de Australia, frecuentada por este tipo de ciclones.
Ciclones tropicales de récord
Otros datos interesantes que nos arroja este listado son los referentes a ciclones tropicales. Así, vemos que el que más kilómetros ha recorrido (13.280 km) es el huracán-tifón John, en 1994; el que ha producido vientos de mayor velocidad (346 km/h) ha sido el tifón Nancy, en 1961; y el que ha tenido un centro de presiones más profundo (presión más baja) es el tifón Tip (870 mb), en 1979.
Estos récords nos muestran que las tormentas tropicales más intensas se producen en el océano Pacífico, ya que la mayor parte de los récords proceden de tormentas que se originaron en sus aguas.
Todos estos récords son de eventos registrados, es decir, podrían haberse dado otras temperaturas más extremas o precipitaciones más intensas. Pero, si ocurrieron, no fueron medidas ni registradas.
Por lo tanto, cabe destacar la importancia de los sistemas de medición y obtención de datos, así como todo el trabajo científico y de investigación que nos aportan un mayor conocimiento sobre nuestro planeta.