El Nazareno volvió al Carmen de los Mártires para rezar el Santo Vía Crucis

Un cortejo procesional puede evocar tiempos pretéritos y emocionarnos al vivir la misma fe de nuestros antepasados. Eso es lo que sucedió con la salida de Jesús Nazareno que ha tenido lugar en el marco de la conmemoración del XL Aniversario de la fundación de su actual Cofradía. Rindieron tributo a los hermanos que hace varios siglos fundaron en Granada una asociación de fieles con el mismo título y que terminó desapareciendo debido a la Desamortización. Para ello dispusieron un itinerario, en el que fueron rezando las estaciones del Santo Vía Crucis y los llevó desde su sede en la Iglesia del Convento de San José de las Carmelitas Descalzas, al Carmen de los Mártires, actualmente un palacio municipal que fue cedido a la ciudad por Sor Cristina de la Cruz y Arteaga, que dispone de unos monumentales jardines y donde estuvo el Convento de los Carmelitas Descalzos donde tuvo su sede la primitiva Hermandad del Nazareno de Granada, conocida popularmente como Cruces de Santa Elena, contando entre sus hermanos con San Juan de la Cruz.

El trayecto los llevó a atravesar pasajes de la belleza el Bosque de la Alhambra, el Paseo de los Mártires, la Cuesta del Caidero, donde se detuvieron en el Carmen de Conchita Barrecheguren, cuya memoria tiene una fuerte raigambre en la cultura de la religiosidad popular granadina, la Parroquia de San Cecilio, donde fueron recibidos por la Hermandad de los Favores y la Asociación María Auxiliadora de la Alhambra, que tienen su sede en eeste templo, o el Campo del Príncipe, epicentro de las devociones cristíferas de la ciudad.

Por momentos parecía que estábamos en el siglo XVI. Un muñidor ataviado a la antigua usanza, hacía sonar su campana ante la Cruz Parroquial que encabezaba la procesión, en la que participaron numerosos hermanos portando cera de color tiniebla y en el que formaba la Bandera Carmelita de la Cofradía y el Guión de la corporación penitente. Antes de las andas se había situado el Coro de la Facultad de Ciencias de la Educación, que eligió un acertado repertorio que invitaba al rezo y la intimidad con el Señor. Jesús Nazareno aparecía sobre las andas cedidas por la Cofradía del Trabajo. El cortejo llamaba al silencio y la contemplación, como sincera manifestación de la piedad granadina.