M.Antonia Peña participa en un debate sobre "El liderazgo de la mujer en la Universidad" y la brecha de género
El encuentro de la Fundación CYD, celebrado en Madrid, ha ahondado en el desfase de género que existe, por ejemplo, en la pirámide académica
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La rectora de la Universidad de Huelva, María Antonia Peña, ha participado en el Debate CYD organizado por la Fundación CYD en Madrid sobre ‘El liderazgo de la mujer en la Universidad’, un encuentro único en el que han participado otras seis mujeres rectoras de universidades públicas españolas, a fin de dialogar sobre la situación actual de la mujer en la universidad, así como las propuestas y estrategias de cara al futuro para reducir la brecha de género.
Esta mesa ha sido promovida por la Fundación CYD en colaboración con la entidad Mujeres&CIA –cuya fundadora, la periodista Mercedes Wullich, ha moderado el debate–, y mediante la presencia de las siete rectoras se ha buscado que desde su máximo rol de autoridad universitaria, las protagonistas debatan sobre las causas y consecuencias que se esconden detrás del desfase de género en la pirámide académica. En la actualidad, sumando las privadas, únicamente 15 de las 83 universidades de España tienen mujeres al frente de su rectorado.
La sesión inaugural ha contado con la intervención de Soledad Murillo, Secretaria de Estado de Igualdad, para a continuación dar paso a la intervención de cada rectora, centrada en los rasgos actuales del cuerpo académico y catedrático, los estereotipos aún vigentes y las medidas que se necesitan tomar para reducir las prácticas discriminatorias, minimizar el techo de cristal e impulsar una mayor igualdad de oportunidades.
María Antonia Peña, rectora de la Universidad de Huelva, ha estado acompañada en el debate por sus homólogas en la Universidad de La Laguna (San Cristóbal de La Laguna, en Tenerife), Rosa Aguilar; la Universitat Jaume I (Castellón), Eva Alcón; la Universidad de Granada, Pilar Aranda; la Universidad Autónoma de Barcelona, Maragarita Arboix; la Universitat Rovira i Virgili (Tarragona), María José Figueres; y la Universidad de Valencia, María Vicenta Mestre.
Del debate se han derivado interesantísimas reflexiones sobre el papel de la mujer en la universidad, sobre la inclusión, la equidad y la segregación ocupacional. En su intervención, la rectora de la UHU, agradeciendo ante todo la invitación y la extraordinaria iniciativa de la Fundación CYD, ha destacado que “cuando hablamos de liderazgo de la mujer, en la Universidad tenemos que partir de una primera consideración, y es que la Universidad no es un espacio excepcional, sino que reproduce los problemas de género que hay en toda nuestra realidad social y cultural”.
“Al igual que sucede también con la empresa o con la política, en las que la jerarquía construye una pirámide absolutamente patriarcal –afirmó Peña–, en el caso de la universidad, estas cuestiones cuantitativas tenemos también que aquilatarlas con los perfiles cualitativos que justifican esta situación”.
En este sentido, la rectora de la Onubense argumentó que la “existencia de áreas más o menos feminizadas en la institución académica es un elemento importante a tener en cuenta”, como por ejemplo las titulaciones con una presencia abrumadora de mujeres o de hombres, a lo que se añade que “la mujer, incluso siendo universitaria, está sometida a las mismas concesiones y roles que el resto de las mujeres, vinculados a una determinada responsabilidad doméstica y familiar, la cual no todos los hombres asumen”, y sobre todo “en la medida en que la carrera del liderazgo universitario está determinada por la investigación”. Por ello, María Antonia Peña ha abogado por buscar las razones de “por qué las mujeres tienen muchas más dificultades para poder investigar, e incluso habiéndolo hecho, obtienen un menor reconocimiento formal”.
La propia rectora reconoció recientemente, con motivo de la celebración del XVIII Foro Universitario de Empleo de la Universidad de Huelva –que versó sobre la segregación ocupacional y los estereotipos sociolaborales–, señalando que “se puede observar esta segregación en nuestras propias aulas, donde observamos una tendencia hacia unas carreras masculinizadas, y otras feminizadas, así como una diferenciación en el ámbito de la empleabilidad y del prestigio social y económico en este análisis de género”.