Los errores que pueden cometer los padres en la educación de sus hijos: “Muchas dificultades”

“¿Estoy haciendo algo mal?” Es la pregunta que se hace muchos padres ante la educación de sus hijos. No todos los padres son iguales. Igual que no todos los hijos son iguales. En cada casa, la educación es diferente.

La presidenta del Ilustre Colegio Oficial en la Sección de Pedagogía y Psicopedagogía, Rocío López, nos cuenta que hay diferentes tipos de padres. Y que nuestro comportamiento con ellos, marcará las vidas de nuestros hijos.

Padres autoritarios

"Muchas normas y poco afecto". Así actúan los padres autoritarios con sus hijos. Esta educación, según nos cuenta Rocío López, era más habitual en generaciones anteriores, aunque hay padres que todavía se comportan de una forma muy autoritaria con sus hijos. Esto genera en los más pequeños falta de confianza en sí mismos y tienen poca capacidad de decidir.

Padres permisivos

Son aquellos padres que permiten a sus hijos que hagan lo que les parezca bien a ellos. Nunca les riñen y tampoco los castigan. “El niño es el rey de la casa, y en casa se hace lo que él quiere”. Si lo hace bien, estupendo, si lo hace mal, estupendo. Disciplina, cero, y afecto, mucho.

Padres sobreprotectores

Según los datos, es el modelo que predomina. Estos padres tratan de evitar por todos los medios que sus hijos tengan que afrontar cualquier tipo de dificultad. “Siempre están pendientes para quitarles a sus hijos las piedras que puedan encontrar en el camino.” Un 77% de los padres son sobreprotectores. Lo dice el Instituto Nacional de Estadística.

Ante situaciones conflictivas, dolorosas, no adquieren responsabilidades. Porque son los padres los que se adelantan al conflicto. Se dan mucho en nuestra educación. Van a hablar con el profesor y les quitan la autoridad al profesor. “Esto está ocurriendo en Andalucía”.

A corto plazo le afecta al niño muy negativamente. “Quiero entender que son buenas intenciones, pero les hacen un flaco favor. Con esta actitud les estamos evitando de sus responsabilidades". Y a largo plazo, también les afectará el comportamiento de sus padres. "Son posibles adolescentes y adultos que van a tener mucha dificultad para tomar decisiones cuando se encuentre una piedra en la vida, para discernir lo que está bien de lo que está mal, para desarrollar la tolerancia".

Cada padre y cada madre, elige cómo quiere educar a sus hijos. Aunque deben saber qué su comportamiento con los más pequeños de la casa tienen consecuencias. “Por ejemplo, un niño que crezca sobreprotegido por sus padres, puede convertirse en un adulto que se rinda con facilidad”.

¿Cómo debe ser la relación entre el padre y el profesor? Rocío López defiende que no se puede hacer división entre enseñar y educar: “Van de la mano”.

Cuando el profesor enseña un contenido, van implícitos una serie de valores, como es levantar la mano para preguntar, escuchar. O cuando resuelven un confliucto en el recreo. El profesor tiene que mediar, y eso pasa por que los niños perdonen, pidan perdón, se reconcilien. Eso es también educar.

Por eso recomienda que los padres elijan un colegio acorde con sus valores. “Si unos padres tienen valores religiosos, que lleven a sus padres a colegios religiosos. Si los valores son acordes a la familia, podrá evitarse el conflicto".

Padres democráticos

Son aquellos que se encargan de leer, escuchar podcast, preguntan a profesores y profesionales cómo educar a sus hijos. Es clave encontrar el equilibrio entre normas y afecto. “Si sacas malas notas, te castigo, pero eso no quiere decir que no te quiera. Te quiero mucho, y además, te lo demuestro siempre”.

Vivimos en una sociedad con largas jornadas para los adultos. Y los padres, asegura Rocío López, cometen muchos errores "por desgaste": “Cuando mamá y papá trabajan ocho horas a veces en jornada partida, es un desgaste llegar y jugar, dialogar, contarle cómo te ha ido el día, y preparar la cena, es más fácil ponerles la tablet”.

Por eso, Rocío López, recomienda hablar mucho en casa. “Tenemos que dialogar con nuestros hijos, pero siempre en las dos direcciones. Debemos preguntar a nuestros hijos de manera natural cómo les ha ido su día, pero también debemos contarles cómo nos ha ido a nosotros”.

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