Así es el CuboLab, el dispositivo capaz de medir las emociones de los enfermos desarrollado en Gijón
La profesora María González, investigadora principal del proyecto premiado por el Consejo General de Enfermería, ha asegurado en COPE que su uso es "muy fácil"
Asturias - Publicado el
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Una profesora de la Facultad de Enfermería de Gijón ha liderado un proyecto que puede suponer un avance importante en la comunicación directa entre pacientes y sanitarios. Es CuboLab, un dispotivo capaz de medir las emociones que ha sido reconocido con el Premio de Investigación que concede el Consejo General de Enfermería, en la categoría de Innovación. La docente es María González y ha explicado en COPE en qué consiste el prototipo que ha desarrollado un equipo de enfermeras e ingenieros de la Cátedra MediaLab de la Escuela Politécnica de Gijón.
"Es un cubo, como un dado, que está en posesión del paciente, tanto en una habitación de hospital como en su casa, y puede moverlo tantas veces como quiera para dejar, en la parte superior, la cara que coincide con cómo se encuentra", ha explicado González.
Cuidados personalizados
La mecánica interna del cubo, desarrollada por los ingenieros de la Cátedra MediaLab, envía de manera inmediata esa información a una base de datos que llega a la enfermera o al médico. El objetivo es personalizar los cuidados: "Lo puede mover tantas veces como quiera y, así, es el paciente el que toma la iniciativa, sin esperar a que el sanitario le fije las horas para hacerlo", asegura la docente asturiana.
"De esta manera, evitamos el sesgo de memoria", añade. El paciente puede girar el dado cuando cambia su emoción, siente un dolor o alivio: "Yo puedo encontrarme ayer fenomenal y hoy fatal; y al médico le transmito lo último que recuerdo", advierte González. Con el cubo, "el sanitario responsable ve la evolución y puede saber qué pasa y cómo se siente el paciente, se registra el problema de manera inmediata y se le puede poner solución", ha añadido.
Uso sencillo
"El uso es muy fácil", reitera la profesora de la Facultad de Enfermería de Gijón: "La persona solo tiene que girar el cubo para representar cómo se siente en ese momento, con seis caras, que van desde 'me encuentro perfectamente' a 'tengo un dolor insoportable'", abunda.
"Van desde el valor cero -bienestar- al cinco -malestar-, pero también tienen colores y caras, desde una cara sonriendo hasta una llorando", explica González. Asegura que "se corresponde con escalas validadas y que los niños pueden llegar a reconocer, por lo que cualquier persona lo puede identificar, independientemente de su edad o de su desarrollo cognitivo".
Por ello, el cubo puede ser útil y muy beneficioso en pacientes con circunstancias especiales, como niños autistas, perosnas mayores afectadas por demencias o enfermos con dificultades para el habla.
Dos años para desarrolar el dispositvo
El premio está dotado con 10.000 euros para desarrollar el prototipo ideado por la Facultad de Enfermería de Gijón y la Escuela Politécnica de Ingenieros de Gijón. Los investigadores tienen dos años: "Estamos tramitando la documentación; es un proceso lento y aún no se han definido los centros donde se va a probar, pero esperemos que sea en Asturias", defiende.