‘Cremalleras’: las barreras que tienen que superar las personas con cardiopatía congénita, en una exposición en Oviedo
Aitana Sánchez, de 15 años, lleva en su pecho la marca de su lucha. Su historia, como la de muchos otros, refleja los desafíos a los que se enfrenta cada día y la importancia de visibilizarlos
![Fotografías de niños con cardiopatías congénitas](https://imagenes.cope.es/files/image_425_238/uploads/2025/02/15/67b06835d4b67.jpeg)
Entrevista con Aitana Sánchez, joven asturiana con cardiopatía congénita
Oviedo - Publicado el - Actualizado
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Las cremalleras tienen mucho que ver con el corazón. Hay cremalleras que dan vida, que devuelven sonrisas y, detrás de cada una, hay una historia de superación. Historias como la de Aitana Sánchez, una joven asturiana de 15 años que muestra con orgullo su cicatriz, esa “cremallera” que le recuerda la lucha que ha afrontado desde su nacimiento.
Bajo el lema “Cremalleras: Historias de vida que merecen ser vistas”, la Asociación de Padres y Amigos de Cardiopatías Congénitas (APACI) ha puesto en marcha una exposición fotográfica que tiene carácter itinerante. Su objetivo es visibilizar y acercar la realidad de niños, niñas, jóvenes y adultos con cardiopatía congénita a través de una mirada personal que muestra al mundo sus historias y las barreras que deben superar.
Estos días, la muestra puede visitarse en el Centro Social Buenavista de Oviedo, donde las imágenes reflejan la valentía y resiliencia de quienes han aprendido a vivir con una afección en el corazón desde el nacimiento.
![Exposicion de APACI en Oviedo](https://imagenes.cope.es/files/content_image/uploads/2025/02/15/67b068bcf07f4.jpeg)
Exposicion de APACI en Oviedo
Una historia de lucha desde el nacimiento
La historia de Aitana comienza en el momento en que llegó al mundo. Nació con una tetralogía de Fallot, una afección cardíaca congénita poco común. Su primera operación tuvo lugar cuando apenas tenía ocho meses de vida, y la segunda, a los siete años. Ahora, la joven se encuentra a la espera de una tercera intervención.
"Me van a poner una válvula artificial y están esperando un tiempo a ver si me lo pueden hacer por cateterismo", explica Aitana con la naturalidad de quien ha crecido con revisiones médicas y quirófanos.
Su día a día transcurre como el de cualquier otra adolescente, aunque con ciertas limitaciones. "Es normal dentro de lo que cabe, pero en la alimentación tengo que ser un poco más saludable y en los deportes tengo mis restricciones dependiendo de si me acelero mucho o no", cuenta.
Los recuerdos del hospital aún están presentes en su memoria. "Sobre todo recuerdo el aburrimiento y las ganas de irme a casa", dice con una sonrisa, aunque no olvida un detalle muy particular: "Tenía mucha hambre, ya que me daban muy poco de comer en el hospital"
![Niño con cardiopatía congénita](https://imagenes.cope.es/files/content_image/uploads/2025/02/15/67b06959a075b.jpeg)
Niño con cardiopatía congénita
Una fotografía que refleja una historia de vida
La exposición organizada por APACI busca precisamente eso: reflejar a través de imágenes las vivencias de personas con cardiopatías. Para Aitana, participar en esta muestra ha sido una experiencia emotiva.
"Contactaron a mi madre para ver si podía salir en las fotos de la exposición. Fui, me sacaron las fotos y, cuando inauguraron la muestra, fui a verla. Me pareció muy bonito cómo la gente la estaba viendo y se emocionaba", relata.
Los nervios también estuvieron presentes durante la sesión fotográfica. "Sí, muchos, pero los que preparaban las fotos me ayudaban a calmarme y lo pasaba mejor así", confiesa.
La fotografía en la que aparece Aitana no solo muestra su cicatriz, sino que cuenta una historia. "En esa imagen quiero mostrar cómo luchar, cómo intentar sobrellevar lo que es una cardiopatía y normalizarlo dentro de lo posible", explica la joven.
La exposición “Cremalleras: Historias de vida que merecen ser vistas” es una oportunidad para sensibilizar y dar visibilidad a quienes, como Aitana, viven con una cardiopatía congénita. Un testimonio gráfico que permite conocer de cerca la fortaleza de estas familias y la importancia de seguir avanzando en la atención y el reconocimiento de esta enfermedad