La pesadilla de Carmen: 20 años con su agresor y un hijo que lo cambió todo
La mujer, que intenta rehacer su vida, reclama mayor apoyo para las victimas de la violencia machista
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Así contamos en COPE el terror machista
Oviedo - Publicado el - Actualizado
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Es la primera vez que cuenta en público la pesadilla que ha vivido durante 20 años. Hasta ahora no había encontrado la fuerza ni el valor para hacerlo. Si ha decidido dar el paso en los micrófonos de COPE es porque al fin ha conseguido, gracias al apoyo psicológico que recibe, asumir lo que pasó durante las dos décadas que fue víctima de la violencia machista. Su nombre no es Carmen, pero prefiere mantener en secreto su identidad porque teme que su expareja la descubra. El agresor está en la calle pese a que fue condenado a dos años de cárcel tras clavarle un cuchillo por la espalda. Como él no tenía antecedentes, no llegó a ingresar en la prisión de Asturias, la comunidad autónoma donde residen y donde nació el hijo que tienen en común. El pequeño fue testigo con solo tres años del momento en el que su padre acuchilló a su madre. De no haber sido por él, Carmen nunca habría denunciado a su agresor. “Cuando la policía llegó a mi casa trató de convencerme para que denunciara, pero yo no quería”. A la hora y media cambió de opinión al escuchar a su hijo contar a los agentes que “mamá lloraba, yo también lloraba y papá levantaba el brazo con un cuchillo”. Ese desgarrador testimonio fue el que hizo que esta asturiana, que tampoco quiere desvelar su lugar de residencia, se atreviera a poner fin a la pesadilla en la que se había convertido su vida.
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Mujer maltratada
Los malos tratos estuvieron presentes en su relación sentimental desde el principio. “Teníamos broncas por cualquier cosa e intentaba separarme de todo el mundo”. Ella era consciente de lo que estaba pasando, pero “no quería verlo”. Tras los gritos llegaron los golpes. Carmen temía por su vida y llegó a grabar en su móvil las palabras que le dirigía su entonces pareja. “Quería tener audios para que la custodia de mi hijo fuera para mi madre, por si me mataba”. Y a punto estuvo de conseguirlo el día que le clavó el cuchillo por la espalda delante de su hijo. A partir de ese momento y de la denuncia presentada “todo se rompió, a la fuerza, porque yo nunca dije hasta aquí”.
EL AGRESOR SIGUE EN SU VIDA
Carmen quería alejar de su vida al que había sido su verdugo, pero nunca se planteó separar a un padre de su hijo. “Los dos se quieren mucho”, explica con la voz entrecortada. Aunque sufre cada vez que los dos están juntos, acata el régimen de visitas y vacaciones que marca la sentencia judicial que regula esos encuentros. Ella no mantiene ninguna relación con su expareja y “todo lo hacemos a través de mi madre”.
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Violencia de género
El miedo no ha llegado a desaparecer de la vida de esta asturiana maltratada que ahora intenta ser feliz. Camina por la vida con paso firme, pero también toma precauciones. “Siempre cierro la puerta de casa por dentro y dejo la llave puesta”, tal y como le aconsejó la policía.
MÁS AYUDA PARA LAS VÍCTIMAS
Los malos tratos sufridos durante veinte años dejaron secuelas físicas y psicológicas en la vida de Carmen. También afectaron a su promoción profesional. Ahora combina los estudios con los trabajos que le van saliendo. Aparte del apoyo psicológico que recibe de las administraciones públicas, reclama ayuda para integrarse en el mercado laboral. “Necesito tener independencia económica, sentirme útil y recuperar la autoestima”. Lo más importante ya lo tiene: vivir feliz junto a su hijo.